El austriaco Ulrich Seidel se ha caracterizado por su insistente interés en personajes retorcidos y ocultos. Ya sea a través de ficciones como Dog Days (2001), su trilogía Paradise (2012 – 2013) o documentales como la formidable In the Basement (2014), su habilidad para acercarse a a temas y personajes de difícil acceso no deja de sorprender.
En esta vena de hazañas se encuentra su nuevo trabajo documental titulado Safari (2016), en el que el director decide poner su cámara (siempre ausente de prejuicios) sobre el safari turístico. Pero el ojo de Seidl es siempre certero y puntiagudo, por lo que podemos casi asegurar que su acercamiento, aunque objetivo, ayudará a revelar qué yace detrás de la sed de sangre que nutre este «deporte» tan común (aún hoy en día) entre los altos aristócratas.
Por años, Africa fue una tierra que pertenecía en gran medida a los animales que la habitaban, hasta la llegada de los turistas alemanes y austriacos (compatriotas del director), quienes empezaron a instaurar rutas de cacería en lo que alguna vez fue territorio salvaje.
¿De dónde viene esta violenta pulsión humana? ¿En qué yace el goce de matar un animal con sus propias manos? Todas estas preguntas prometen ser respondidas con el peculiar estilo del director austriaco quien, a juzgar por el trailer del documental, serán víctimas del siempre delicioso escrutinio de Seidl.