Seleccionar página

Semana SantaUn hotel maltrecho y de mal gusto. Una playa acapulqueña alguna vez rutilante. Una mujer de mediana edad, su hijo de ocho años y la nueva pareja de ella, los cuales pretenden ser familia a pesar de sus propios demonios. Unas vacaciones completamente ajenas a la postal turística. Es Semana Santa, primera película de ficción dirigida por Alejandra Márquez Abella (tras el documental Mal de Tierra, con su serie de personajes acostumbrados a permanecer poco tiempo en el hogar debido a cuestiones laborales).

A propósito de que la cinta continúa exitosamente su trayectoria festivalera, conversamos con la realizadora sobre los nuevos modelos familiares, el clima social en el que le tocó filmar y el toque íntimo que quiso imprimirle al proyecto. 

-Cinema Móvil: En Semana Santa, comprendemos el conflicto a partir de signos, como la inmadurez de ella o el machismo de su nuevo novio. ¿Cómo fue la construcción de los personajes para no tener que depender de acciones explícitas?

Alejandra Márquez Abella: “Con Semana Santa todo fue un proceso muy intuitivo ya que era la primera vez que me enfrentaba a un guión para largometraje en mi vida. En el set lo que hacíamos era crearles rasgos a los personajes, entre las ideas que yo tenía y las que los actores me podían aportar, y muchas veces lo que decidíamos era ir en contra de lo que el texto proponía y creo que de esa manera llegamos a tener personajes más complejos, sobre todo en el caso de Dali [el personaje de Ana José Aldrete]. Todavía me ocurre que la gente se shockea con la idea de una mala madre, les parece algo inaudito y es lo que todo mundo juzga enseguida. Yo tenía un personaje escrito más oscuro y depresivo y, al trabajarlo, Ana José le dio un aspecto más luminoso, más alegre y más divertido que no tenía necesariamente en el papel”. 

-CM: ¿De qué manera se fue conjuntando el proceso de edición con el guión para decir solamente lo necesario?

 “Empezamos armando un primer corte que era muy fiel al guión, el cual no terminaba de funcionar bien. Siento que fue toda una exploración, la cual yo no pensé que iba a ser tan complicada, pero de pronto pasa eso, cuando escribes un guión los cortes parecen coherentes, pero ya cuando ves la película correr te das cuenta que si saltas demasiado de una historia a otra se vuelve como un día eterno. El reto fue el manejo del tiempo y encontrar cómo partir la acción en tres, siguiendo a cada personaje en una especie de montaje paralelo y sí, la película cambió muchísimo. Además fue un proceso largo que duró entre nueve y diez meses, aunque con pausas”.

 -CM: Mencionas que varias de las descripciones de los personajes las fuiste desarrollando al alimón con tus actores. Supongo que la elección del elenco tuvo que ser demasiado específica para llegar a conseguir esto.

 “La primera que llegó a la película fue Ana José Aldrete, porque somos amigas. Tenemos una relación estrecha, aunque había visto poco de su trabajo ya que es una actriz muy peculiar. Ha hecho muchos trabajos experimentales, raros, underground en cine y teatro. Pero escribiendo el guión pensé en ella, tenía ganas de explorar algo con una cara nueva, con un personaje que no se sintiera falso; sobre todo con ella me pasaba que me daba mucho miedo porque no quería que se volviera un cliché de la madre mexicana sufridora al tener todo este mundo atormentado.

 El siguiente que entró fue Tenoch Huerta, a quien también ya lo tenía considerado. Me gustaba mucho su voz y su disposición. Me acuerdo que lo vi en Mexican Gangster dentro de un festival y me pareció que era perfecto. Curiosamente mucha gente cuando leía el guión me decía ‘Bueno, pero esto va ser protagonizado por un Godínez, gordito y calvo ¿no?’. Yo les decía ‘No, al contrario, si vamos a poner en problemas a un macho mexicano que sea uno guapo’ y creo que Tenoch cumplía con eso.

 Obvio el más complicado fue el niño que hace de Pepino, Esteban Ávila. Vi a muchísimos niños en agencias de casting e inconscientemente estaba buscando una cosa muy naturalista con los actores en general. No recuerdo que lo tuviera tan claro como ahora que lo puedo decir, pero sí me importaba mucho que no se sintiera una película actuada, y justamente todo el mundo de niños actores no me convencía. Empezamos a ir a escuelas buscando si había alguna pequeña joya escondida y tampoco me daban lo que necesitaba.

 Después de un buen tiempo de estar buscando llegó a mí Esteban, quien venía del mundo de la canción. Él canta junto con sus hermanos temas rancheros y uno de sus hermanos acababa de estar en un reality show infantil; tenía una energía  súper agresiva, parecía un adulto, era todo echado para adelante, muy bronco, muy de Guadalajara porque justo acababa de llegar de allá, y eso me servía para la idea que tenía desde el guión de cambiar los roles entre los adultos y los niños. Y  la verdad es que funcionó muy bien, este era su primer trabajo cinematográfico y se nota, está muy natural, aunque sí confundía la realidad y la ficción. Hizo una muy buena relación con Ana José y una muy mala con Tenoch. Tenían sus problemas de verdad, claro, ya al final del rodaje no pasó nada. Fue una experiencia muy diferente con cada uno, pero creo que entre los tres se balancearon”.

Semana Santa 08

 -CM: Tu película toca uno de los temas por excelencia en el cine nacional: el núcleo familiar. ¿Semana Santa es una meditación en torno a los nuevos modelos que tiene éste, o una crítica a sus costumbres y pretensiones más patéticas (esas vacaciones que resultan más costosas de lo que pueden pagar o esos gestos de infidelidad por parte de ambos que terminan mal)?

“Yo quería hablar sobre las familias raras, no tradicionales, un poco porque yo crecí en una familia así. El comentario que estaba buscando hacer es que considero muy dañino tratar de meterte a la fuerza en el modelo tradicional, donde los roles están súper establecidos y cada quien tiene una función social. Siento que es lo que les pasa a los personajes de Semana Santa, están obsesionados con cumplir un papel y para eso deben de reprimir fuertemente sus deseos hasta que estos terminan apareciendo. Algo que también quería decir con esta película es: por más que uno trate de esconder a sus fantasmas, al final estos salen a dar la vuelta”. 

-CM: Aunque de narrativas opuestas, veo en el tópico del sentido de arraigo que buscan tus personajes, un punto en común entre Mal de Tierra y Semana Santa. ¿Esto es así?

“No lo había pensado pero sí, creo que es un tema que me interesa, la idea del lugar al que perteneces y que te hace ser quien eres”. 

-CM: Leyendo críticas recientes a la película, estas coinciden en señalar que existe una analogía entre ese hotel cochambroso y ese Acapulco otrora glamorosa, con el estado de ánimo del país. ¿Lo tenías contemplado dentro de la escritura del guión?

 “Dentro de la escritura no, en mi guión lo que quería era un espacio vacacional de playa que fuera un poco genérico, con las actividades que hay en todos como la renta de caballos, los jet skies, el bar y los tragos. Ya en la fase de producción estábamos entre un par de opciones y para mí empezó a tener una importancia que fuera Acapulco, no sólo por lo práctico que es su cercanía con la Ciudad de México, sino por el ambiente que ha tenido en los últimos años y que sí se siente muchísimo, sobre todo en Caleta, que fue donde filmamos. Pasó de ser un paraíso que tuvo unos picos de fama y fortuna hace cincuenta, setenta años, a un lugar desgastado y venido a menos. Yo quería que eso fuera el telón de fondo para esos personajes, me parecía que en ese sentido funcionaba bien el estar en esa zona.

 Pero ahora que lo dices, sí, tuvimos que enfrentarnos un poco a la realidad del país, la cual nos llevó más lejos, porque si bien filmamos hace un par de años la zona ya empezaba a ponerse complicada. Justamente el hotel donde filmamos estaba siendo utilizado como una especie de cuartel de la policía federal que se encontraba haciendo operaciones en Guerrero. La verdad fue algo surreal por decir lo menos, estar filmando rodeada de esa vibra, que yo no quería introducirla en la película, pero sí era inevitable que se transmitiera”.

Semana Santa 03

-CM: Si bien nunca alcanzamos a ver ni policías ni un clima violento, lo que sí permea durante toda la cinta es un aire de pesimismo, como si el fracaso estuviera prefijado para los personajes (la imposibilidad de superar el pasado por parte de ella o ese trabajo perdido por razones que no llegamos a conocer en el caso de él).

 “Justamente es algo influenciado por el humor del rodaje. Ahora, yo siempre digo que buscaba ese sentimiento agridulce de las vacaciones. Considero que todo mundo nos podemos relacionar con eso. El estar en un lugar que te obliga a estar contento o a pasártela bien, pero cuando traes cosas encima, que siempre las traemos, ahí los cables se cruzan. En el caso de Semana Santa es peor porque son unos personajes que están forzando las cosas y que no están en el mejor de los momentos, como dices, no han podido deshacerse del pasado o de sus obsesiones.

 Por ejemplo, en el caso de Gil [el personaje de Tenoch Huerta] es alguien que se muere por ser un paterfamilias, busca ser reconocido o respetado, pero lo deposita todo en términos económicos y creo que esa es su propia trampa. Siento que cada personaje tiene ese juego que se auto impone y no lo deja resolver ser”.

 -CM: Tengo entendido que el punto de partida de Semana Santa  tiene brotes autobiográficos, característica que coincidentemente comparten películas nacionales contemporáneas a la tuya; me viene a la cabeza por ejemplo Los Insólitos Peces Gato, la cual inclusive también habla de familias disfuncionales, aunque en otra dirección. ¿Cómo conciliar elementos personales al momento de filmar?

“Sí, el punto de partida está basado en una sensación que yo tenía, pero en realidad todo lo demás es ficción. Uno puede inspirarse en alguien que conoce para darle una textura a un personaje, pero tampoco es que copie exactamente todo. Hay gente que sí lo hace, tengo colegas que me cuentan que se van a meter en problemas por estar poniendo diálogos idénticos a la realidad.

En mi caso no fue así, pero sí me gusta darle un toque íntimo, siento que un proyecto cinematográfico es tan complicado de levantar y dura tanto tiempo que es muy fácil que te desconectes de él en muchos momentos. Cuando tienes estos elementos que te vinculan, la relación con la película y con los propios personajes se vuelve más sólida”.

Semana Santa 01