Las mascotas, para muchos, son indispensables en la vida diaria de los seres humanos. Muchas veces son los compañeros más fieles y nobles, por eso no extraña que en el cine tengan también su lugar privilegiado. Infinidad de cintas presentan mascotas de todo tipo como co protagonistas e incluso hasta de protagonistas han fungido.
Generalmente los perros, que no por nada son proclamados los mejores amigos del hombre, son los que más apariciones en pantalla tienen como fieles escuderos de todo tipo de protagonistas; jóvenes, viejos, buenos o malos. La realidad es que las mascotas no discriminan y sus amos son lo único para ellos.
Para este conteo de las mascotas en el cine quisimos darle un poco de variedad y no solo recordar a los canes, es por eso que aquí encontraremos a otras especies, que al final de cuentas, su función siempre será la misma; ser el perfecto apoyo para sus dueños.
Clyde en Pendenciero Rebelde, de James Fargo (1978)
Interpretado por el orangután Manis, Clyde fungió como uno de los mejores compañeros que Clint Eastwood ha tenido en pantalla. En ninguna de sus aventuras como Harry el sucio llegó a tener un sidekick tan efectivo como este orangután, con el cual hasta repitió en una secuela de este titulo dos años después. Ambas cintas son ejemplo de las aventuras menos serias que Eastwood filmó cuando su estatus de hombre rudo era más popular. Manis filmó otras películas en los años ochenta como la comedia disparatada Cannonball Run II (Hal Needham, 1984) y sin duda para el público de aquellos años quedó en la memoria por su simpatía.
Hooch en Socios y Sabuesos, de Roger Spottiswoode (1989)
Interpretado por el perro Beasley, este boxer fue uno de los mejores compañeros cómicos que tuvo Tom Hanks en su época de comediante. Mucho antes de alcanzar el respeto dramático por Filadelfia (Jonathan Demme, 1993), Hanks participó en esta irregular comedia de acción con uno de los peores finales que se recuerdan en este tipo de proyectos, pero a su favor tiene un magnetismo difícil de explicar; tal vez sea el carisma de Hanks y del perro, ó tal vez sea la ingenuidad que el film desprende, pero lo que es cierto es que quien la haya visto guarda un buen recuerdo de ella, ¿Cómo olvidar a este perro que babea de manera exagerada?
Colmillo Blanco en Colmillo Blanco, de Randal Kleiser (1991)
Protagonizada por el perro- lobo Jed, la historia de Colmillo Blanco se convirtió en un clásico de las cintas más serias que Disney produciría a principios de los años noventa. Teniendo como compañero a un muy joven Ethan Hawke, quien se roba la función de esta adaptación de la novela de Jack London es sin duda este perro –lobo, por el cual el espectador se preocupa durante todo el metraje, en gran parte por lo emotiva, emocionante y tierna que resulta la historia. Si hay héroes dentro del apartado de los animales en el cine, sin duda Colmillo Blanco estaría en un Top 3. Una secuela menor se realizó en 1994 pero no tuvo ni el impacto ni el éxito de su antecesora. Por cierto, un dato que pocos recuerdan es que el director de esta cinta fue ni más ni menos que el director de la clásica Vaselina (1978) y La Laguna Azul (1980).
Mr. Bigglesworth en Austin Powers, de Jay Roach (1997)
Hasta los súper villanos tienen sus mascotas, y si no lo creen pregúntenle al mismísimo Dr. Evil, quien en la primera y segunda parte de la saga de Austin Powers demuestra su fascinación por este gato de angora, que para la segunda parte se vuelve uno de raza esfinge después de quedar calvo. Este personaje se basa en el mismo gato de angora que tenía Enst Stavro Blofeld en la saga de James Bond. Como recordamos, Blofeld es la máxima némesis del 007, confirmando que hasta los más grandes súper villanos tienen su corazoncito cuando se trata de sus mascotas.
Stuart Little en Stuart Little, de Rob Minkof (1999)
Aquí más que una mascota, el ratón Stuart Little con la voz de Michael J. Fox, se vuelve parte de la familia, pero su proceso para llegar a eso es difícil y comprende la aventura en su primera entrega. No sólo tiene que huir del gato de la familia (al que le pone la voz Nathan Lane), sino que además tiene que ganarse a su hermano humano, interpretado por el niño que robó el corazón del mundo en Jerry Maguire (Cameron Crowe, 1996); Jonathan Lipnicki. Este film fue un inusitado éxito de taquilla y generó una secuela oficial, una más directa a video y una serie animada. Para la trivia; el padre de esta familia es ni más ni menos que el Dr. House; Hugh Laurie, y el guionista es el mismísimo M. Night Shyamalan, quien ese mismo año estrenó su obra maestra; El Sexto Sentido. Saber esto ayuda a entender por completo que la cinta tenga un fuerte trasfondo de crítica social, si se entiende que Stuart Little es un personaje que busca encajar en un mundo que no acepta del todo al “diferente”.
Marley en Marley y Yo, de David Frankel (2008)
Uno de los máximos referentes que se tienen en el cine de mascotas en los últimos años. Sin duda este Marley es lo que Beethoven (Brian Levant, 1992) significó en los años noventas para este sub género. En ambas cintas, el perro en cuestión es desastroso y con su mal comportamiento encantó a chicos y grandes, pero a diferencia de la saga del San Bernardo, en ésta se tiene un poco más de sustancia, pues el drama inunda la historia en varios momentos. Aunque pareciera difícil, este hermoso perro Labrador logra robarse el show, a pesar de que por aquí están Jennifer Aniston y Owen Wilson.
Hachiko en Hachiko, de Lasse Halstrom (2009)
Si ya Marley era un tanto manipuladora y llegaba a tocar las fibras más sensibles de los amantes de las mascotas, en específico de los perros, Hachiko llega a otro nivel. Basada en la leyenda japonesa del perro homónimo, esta cinta protagonizada por Richard Gere es probablemente una de las cartas de amor más bellas que se le han hecho a los mejores amigos del hombre. La manipulación a la que llega es alarmante, pero la historia real ya lo es de por sí, así que si se olvida un poco lo tramposa que llega a ser dramáticamente, es una cinta que cala hondo en el alma y que se queda en la memoria para siempre.