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Esta semana y hasta el 27 de noviembre, el museo de Los Angeles County Museum, LACMA, tendrá de rehén voluntaria a la imaginación del mexicano Guillermo del Toro, quien prestó parte de la colección personal que resguarda en su hogar californiano,  bautizada como The Bleak House, para que miles de aspirantes a saber más de las influencias que lo llevaron a forjar a las criaturas de El Laberinto del Fauno, Hellboy, El Espinazo del Diablo y demás, puedan observarlas en una exhibición titulada ‘Guillermo del Toro: En casa con los monstruos’ (´At Home With Monsters’, en inglés).

“Cualquiera que ha visto mis películas sabe que amo a los monstruos. Esta exposición representa un pequeño fragmento de las cosas que me han conmovido, inspirado y consolado en el transcurso de mi vida. Se trata de una selección del gran amor que se requiere para crear, sustentar y amar a los monstruos de nuestra vida”, compartió Del Toro en plena inauguración, “para encontrar belleza en lo profano. Para elevar lo banal. Para ser conmovidos por diferentes géneros artísticos. Estas son las cosas que son vitales para narrar mi historia”.

A través de esculturas, grabados, fotografías, vestuarios, artefactos antiguos, libros, maquetas y montajes – sumando 500 objetos en total- incluyendo 60 que forman parte de la colección permanente del LACMA, la exposición investiga el proceso creativo de Del Toro, cuyo primer filme en México fue La invención de Cronos (1993), que lo llevó a hacer una carrera exitosa en México, Hollywood y España como director, escritor y productor.

Hace menos de cinco años el también realizador y artista Tim Burton pudo exponer su trabajo en el LACMA, recibiendo atención de los fans y de los medios. Del Toro, este 2016, recibe su primera oportunidad en un museo y se declara feliz porque lo dejaron compartir lo que él quiso.

“Lo mejor del LACMA es que no tuve que hacer una curaduría donde yo me adaptara al museo, sino que el LACMA me permitió mostrarme tal cual soy yo. Eso se me hizo muy bonito”, compartió Del Toro en exclusiva con Cinema Móvil. “La realidad es que los objetos representan, creo yo, quizás a lo mucho, exagerando, una tercera parte de mi colección. Entonces aquí, al igual que mi casa Bleak House (en Agoura Hills, California), se puede uno sentir conviviendo con una experiencia churrigueresca.”

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Mientras que las figuras de tamaño real de Lovecraft, Poe y Ray Harryhausen salen al paso del visitante a esta ala laberíntica del LACMA, el actor Boris Karloff (también una figura de tamaño natural) puede apreciarse lo mismo sentado maquillándose antes de filmar Frankenstein, que sentado ya en escena en el rodaje de La novia de Frankenstein.

Acetatos y litografías de Disney, en particular de Pinocho, Alicia en el país de las maravillas y el dragón emblemático de La Bella Durmiente salen al paso de quien se adentra en la exposición, para después toparse con los monstruos y criaturas de El laberinto del fauno. Una ventana asoma flotando al niño-fantasma de El espinazo del diablo con todo y sangre flotando a su alrededor, en un efecto multimedia.

La música original del ganador del Oscar, Gustavo Santaolalla (Brokeback Mountain), que une los temas de los filmes de Del Toro, en especial la lullaby de El laberinto del fauno (compuesta por Javier Navarrete), atraviesa las paredes, donde los pasadizos desembocan en los temas de la exposición: “Infancia e Inocencia”, “Sala Victoriana”, “Magia, alquimia y lo oculto”, “Películas, cómics, y cultura popular”, “Frankenstein y el horror”, “Freaks y monstruos” y “Muerte y el más allá”.

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“Lo que es muy bonito aquí, es que de repente los objetos respiran de una manera que no respiran en Bleak House. Por ejemplo los Kay Nielsens, el Robert Crumb, Moebius todo empieza a respirar muy bonito. Y la realidad es que tienen una relación más cercana con la gente y, como los organizamos temáticamente, de repente ves una imagen de mi película y te dices: ‘¡Ah! De ahí vino’. Ves la impronta de la relación entre el objeto mágico y la película que ocasionó”, explica con la precisión de un curador de museo, mezclada con el entusiasmo de un niño de 13 años, el nacido en Guadalajara, Jalisco.

Entre las curiosidades de la exposición se encuentra el primer contrato del luchador y actor Rodolfo Guzmán Huerta (1917-1984), con todo y la credencial del ANDA. Del Toro se confiesa más que nada como un acumulador y no como un coleccionista.

“No me gusta verme como un coleccionista, porque esas son personas que saben el precio de lo que coleccionan. Yo no estoy viendo esto con pesos y dólares. Para mi esta exposición me produce una inmensa alegría, pero me siento como amputado, porque una parte de mi ya no está en mi casa. Tuve que ponerme como hielo para esperar un día tenerla de regreso y sentirme así completo”, dice Del Toro con el humor y franqueza que lo caracterizan.

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Desde el lunes 1 de agosto que abrió la exposición en LACMA, Del Toro se encuentra en Toronto, Canadá, filmando su guion The Shape of Water, una historia mágica en el marco de la guerra fría entre Estados Unidos y Rusia.

“Para mí un monstruo significa algo puro. Son aquellos los que traen traje sastre y se mueven por el mundo teniendo la certeza que son dueños de la verdad, pero desconociendo su ignorancia, los que me preocupan más”, alza la voz Del Toro, aprovechando el micrófono en tiempo de elecciones presidenciales en el país que le dio acogida, cuna de Hollywood.

Guillermo del Toro: en casa con los monstruos’ estará en Los Ángeles hasta finales de noviembre, para del 26 de febrero al 21 de mayo localizarse en el museo de arte de Minneapolis. Para el 30 de septiembre estará instalada en Toronto, Canadá.

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“Cuando podamos llevar la exposición a México… queremos reservar las revistas ‘Duda’  y  los Fantomas, los Tradiciones y Leyendas, para que ‘platiquen’ con la gente allá. Es como una recuperación de esa cultura. Cada museo tiene su personalidad y en México estamos definiendo el lugar porque hay otras ofertas de otros países, pero me cuesta mucho trabajo desprenderme de los objetos tanto tiempo”, confiesa a Cinema Móvil.

Finalmente, antes de que partiéramos, Del Toro aseguró que hay una razón imperiosa para hace su exposición, incluso dejar algunos de sus diarios con sketches y anotaciones (los cuales pueden recorrerse con pantallas tipo iPad empotradas): “quiero que una joven o un joven adolescente entre aquí y pueda soñar  e imaginar. Que sienta que no estará jamás solo”, concluyó.

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Por Mario P. Székely

Corresponsal en Los Ángeles, California

(Fotos:  LACMA / Mario P. Székely / Gonzalo Lira)