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tumblr_nzs7gmgsJ51u31qlfo1_1280La nostalgia se ha apoderado de nuestra cultura popular y, aunque en ocasiones se encuentra justificada o sustentada por factores que la hacen vigente, la realidad es que en la mayoría de los casos responde a una preocupante ausencia de originalidad creativa o, en los casos más cínicos, a la necesidad de los estudios por reactivar una marca antes de que esta deje de ser de su propiedad. La verdad es que, en el caso de Cazafantasmas (Paul Feig, 2016), siguen sin ser claras las razones para re visitar la franquicia creada en los ’80 por Dan Akroyd, Harold Ramis e Ivan Reitman (que además contaba con el apoyo actoral de Bill Murray y Ernie Hudson, por mencionar algunos), aunque lo que no podemos ignorar es la molestia que este hecho generó entre los fanáticos de las películas originales.

La nueva versión, dirigida y escrita por Feig (Damas en Guerra, Chicas Armadas y Peligrosas), es producida por Reitman y Akroyd, quienes a pesar de negarse por años a involucrarse en el proyecto, finalmente cedieron ante una historia que no es necesariamente un agregado al universo antes creado por ellos, sino más bien una nueva versión del cuarteto encargado de combatir lo paranormal en la ciudad de Nueva York. Y aunque sí, el elemento femenino se siente en cierta medida forzado por la tendencia incluyente que a Hollywood tanto le ha costado echar a andar, la realidad es que para nada se trata de un factor relevante a la hora de buscarle alguna falla (que sí las tiene) al producto final.

El argumento es básicamente el mismo de la película original, donde los personajes interpretados por Ramis, Akroyd y Murray (aquí Kristen Wiig, Melissa McCarthy y Kate McKinnon) deben enfrentarse al escepticismo de la Gran Manzana cuando, haciendo uso de sus conocimientos científicos (las tres son físicas), deciden comenzar a investigar una serie de sucesos y apariciones que lentamente develan una inevitable invasión fantasmal en la ciudad.

Como toda película del tipo, la fórmula Hollywoodense está presente por todos lados: Conocemos a las chicas en un momento donde su prestigio como físicas está en juego, lo cual las obliga a tomar la arriesgada decisión de ser mal vistas por la academia apenas se lanzan en busca de lo paranormal, al mismo tiempo que en esta búsqueda deben desarrollar sus nuevas habilidades y herramientas (con todo y montajes de superación incluidos). Pero aunque cada engranaje huele al estudio detrás de ella, Cazafantasmas es rescatada por su carismático elenco, mismo que sale bien librado no obstante las restricciones de su clasificación (para adolescentes en adelante).

Quienes conozcan el tipo de comedia con el que Wiig y McCarthy suelen trabajar probablemente salgan decepcionados pues su arrojo en esta ocasión se ve diluido por las exigencias de la franquicia para llegar a un público más amplio que sus usuales comedias para adultos, sin embargo y a pesar de las malas críticas que ambas han recibido por la tibieza de dicho acercamiento, la verdad es que el guion de Feig (co escrito por Katie Dippold) no va dirigido a ese público, sino a un grupo mucho más joven y familiar.

Wiig y McCarthy salen a flote a pesar de las circunstancias, aunque la realidad es que la verdadera revelación es McKinnon (actualmente una de las más populares dentro del elenco de Saturday Night Live) y Chris Hemsworth (Thor) quienes, por diferentes razones, son los que verdaderamente se roban el show. En el caso de McKinnon, se trata de una comediante bastante capaz y quizá la única del cuarteto que aquí no depende de encontrarse encasillada por su público (a esto ayuda que aún no sea alguien 100% reconocible), permitiéndole desarrollar un personaje completamente alejado de lo que ha hecho antes y quizá el que dota de mayor personalidad al grupo. En cuanto a Hemsworth, quien en este caso es el objeto del deseo (como hubiera ocurrido con un personaje femenino, en el caso de que las Cazafantasmas hubieran sido hombres nuevamente), la verdadera sorpresa radica en su maravilloso timing para la comedia que, aunque boba y simplona, lo hace ver como el más relajado de todo el elenco, así como quizá el único que supo sacar provecho del gusto de Feig por poner a sus actores a improvisar. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de Leslie Jones (también alumna de SNL) quien tristemente es relegada a ser un mero patiño, o Neil Casey  (cuyos créditos como escritor incluyen SNL, Inside Amy Schumer y Kroll Show) cuyo villano resulta genérico y olvidable.

Decir que Cazafantasmas es una película sobresaliente sería una gran mentira, aunque también se vale defenderla de sus más férreos detractores, a quienes probablemente les resultará difícil aceptar que, no obstante la calidad de clásico y de culto que tiene la original, elevarla más allá de un mero producto de entretenimiento es una exageración infundada y crecida con el paso de los años. Sí, es verdad que sus actores con el tiempo fueron adquiriendo un status de leyendas pero, ¿por qué no podríamos pensar que lo mismo puede ocurrir (si no es que ya está ocurriendo) con las actrices aquí presentes, a pesar del efectivo aunque no ejemplar producto del que forman parte? Sólo el tiempo y la taquilla lo dirán.