Cuando Roger Waters visitó Israel en 2006 para ofrecer un concierto como parte de su gira The Dark Side of the Moon Live, fue contactado por Omar Barghouti, fundador del Academic & Cultural Boycott of Israel, quien lo puso al tanto de la situación que se vive en esa región. Por recomendación suya y de muchas otras personas, Waters canceló el concierto en Tel Aviv y lo trasladó a Neve Shalom, una comunidad ecuménica situada entre Tel Aviv y Jerusalén, que entre otras cosas fue fundada para demostrar la posibilidad de convivencia entre judíos y palestinos.
Aunque aquel concierto fue un éxito, Waters se dio cuenta de que estaba tocando para una comunidad dominada por judíos israelís, por lo que al final del concierto decidió dar un mensaje en el que invitaba a los jóvenes de Israel a ser la generación que debía empezar a comunicarse con sus vecinos para hablar de paz. La audiencia enmudeció y no recibió nada bien aquel discurso.
“Me había salido del guion que están acostumbrados a seguir y eso no les gustó, ese mismo guion que los estadounidenses también escuchan todo el tiempo”, dijo en una reciente entrevista para TheRealNews. “Fue entonces que decidí involucrarme más en este tema”.
La noche del pasado viernes, el fundador, ex bajista y líder de Pink Floyd presentó en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México el documental The Occupation of the American Mind: Israel’s Public Relations War in the United States, un interesante filme narrado por el propio Waters, que exhibe la estrategia de relaciones públicas y lobby del gobierno de Israel con los medios, las instituciones y la sociedad estadounidense para vender una historia unilateral de “victimización” desde el lado israelí de este conflicto.
“Es un gran documental que pone un poco de luz en este conflicto. Cuando terminamos la película pensamos que al exhibirla podríamos cambiar algunas cuantas formas de pensar, pero entonces descubrimos que esta es una narrativa que no se permite ver en EU; descubrimos que la película no podía exhibirse en aquel país. No hubo un solo cine que quisiera exhibirla, ni mucho menos en la televisión o cualquier otro lugar. Pero ustedes van a verla esta noche”, comentó Waters.
“El gobierno de Israel tiene un lobby de relaciones públicas y parte de su trabajo consiste en suprimir por completo cualquier narrativa que sea distinta a la que ellos quieren presentar, en la cual dibujan a Israel como un David luchando contra un Goliat, que intenta sobrevivir los ataques de un grupo de subhumanos que los están intentando destruir; esa es la narrativa que está fija en la sociedad estadounidense. Esta película espera mostrar que la mente americana está cerrada a cualquier otro punto de vista y me da mucho gusto que ustedes vayan a verla; ojalá después de que la vean puedan comentarla y hacer que este mensaje logre cruzar la frontera y cambie algunas mentes de aquel lado”, expresó el músico británico ante un par de salas totalmente llenas.
EL LADO OSCURO DE LA INDUSTRIA
Además de ser el narrador, Roger Waters es productor ejecutivo del filme junto con el académico, investigador y documentalista Sut Jhally, quien acompañó al músico en esta presentación. En exclusiva con Cinema Móvil, Jhally explicó que ni siquiera la participación de Waters fue suficiente para lograr exhibir esta película en Estados Unidos.
“La participación de Roger en la película era importantísima por ser una figura pública con gran credibilidad y activismo. Siempre pensé que tenerlo a bordo haría la diferencia para poder darle mejor difusión al mensaje, pero ni así lo logramos, al menos no en Estados Unidos.
“El documental ha sido muy bien recibido en Europa; estuvimos ya en algunos festivales de cine, entre ellos el de Bruselas. Pero ningún foro de Estados Unidos nos ha abierto las puertas, ni siquiera porque Roger está involucrado y con un gran compromiso”, detalló.
NI MUROS, NI LADRILLOS
Dirigida por Loretta Alper y Jeremy Earp, The Occupation of the American Mind: Israel’s Public Relations War in the United States se presentó en el marco del Focus Camp de la Muestra Internacional de Cine con Perspectiva de Género.
A la explanada principal de la Cineteca Nacional llegó un pequeño grupo de personas de la organización Mexicanos Que Apoyamos a Palestina, que se expresaron con pancartas y una gran bandera, además de comparar la situación del conflicto israelí-palestino con la violencia en México y asociarla con los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa.
Pero dentro, la proyección del documental fue un evento íntimo y bien organizado en dos de las salas de cine del complejo, al cual asistió una buena cantidad de público de todas las edades con boleto pagado, además de medios de comunicación, algunos miembros de la comunidad artística e intelectual, así como invitados especiales.
Por supuesto, una importante cantidad de los asistentes acudieron con camisetas y chamarras alusivas a Waters y a Pink Floyd, así como máscaras, posters, litografías y demás memorabilia, con la esperanza de lograr un autógrafo del músico británico.
Sin embargo, las indicaciones de los organizadores fueron claras: por petición del equipo de seguridad se pidió al público no intentar obtener una firma del músico ni intentar levantarse de la butaca para acercarse por una foto. Y así fue: a pesar de tenerlo a sólo unos metros tanto en la introducción a la película como durante la sesión de preguntas y respuestas, los fans mantuvieron la compostura en todo momento. Quedó claro que levantar una pared entre él y sus seguidores no era necesario.
Por: Eduardo Martínez Soto Alessi (@EduMSA)
Fotos: Eduardo Martínez Soto Alessi / Gilberto Salinas Mendoza