En un panorama en el cual un porcentaje alto de los festivales fílmicos del país se han vuelto cada vez más predecibles y aburridos; diera la impresión que lo que menos necesitamos es que aparezcan nuevos certámenes infecundos cada semana. Es preferible que los ya existentes se reinventen, pensando en fortalecer una identidad y un discurso antes que en el highlight con el que se le quiere ganar la partida a la competencia.
Con la consigna de evolucionar o morir, el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México llega a su onceava edición con nuevo rostro. Así, termina el ciclo de DocsDF y del 13 al 22 de octubre comienza la etapa de DocsMX con la que su objetivo de exhibir, difundir, producir y reflexionar un género que ha tenido que luchar, como ningún otro, contra estigmas de toda ralea, continúa pero esta vez con ambiciones más altas y con una mirada global.
A propósito del inicio del festival, conversamos con Pau Montagud, su Director Artístico acerca de cultura pop, nuevas tecnologías, las preocupaciones sociales que hermana a los documentalistas hoy día, y la importancia de las óperas primas mexicanas.
-Cinema Móvil: Resulta inevitable comenzar preguntando sobre los cambios de nombre e imagen. ¿Por qué es este el momento en que se dan estos, y cuál es ahora la dirección que toma el festival?
Pau Montagud: “Los cambios comenzaron el año pasado con una nueva estructura y forma de presentar la programación, este año se están produciendo otros con el nombre e imagen y habrán más, todo esto es debido a queremos reforzar nuestros objetivos que tenemos desde el 2006 pero con una mirada más amplia, con unas ambiciones extendidas tanto a nivel nacional como internacional.
También tiene que ver el hecho que DocsMX se encuentra instalado en una Ciudad de México que está viva y que no es la misma de un día para otro, mientras trabajamos con el cine de no ficción el cual evoluciona a una manera vertiginosa, por ende las inquietudes y necesidades que tienen el realizador o el productor respecto al festival también cambian.
Yo no creo en los festivales anquilosados, por eso estos no van a ser los últimos cambios, nos adaptamos a las circunstancias, por ejemplo en el caso de nuestra programación, esta no es la misma de un año al otro, esto debido a que las secciones se van armando según nos dicta la convocatoria misma, este año hemos recibido 1450 documentales, quedaron 92 y del proceso de selección hemos visto que teníamos estas 12 secciones, el año que viene serán otras, ¿cuáles? no lo sabemos, pero serán otras. Considero que la cinematografía en general y un festival en particular son entes vivos”.
-¿Qué papel juega el festival en esa constante transformación que tiene la ciudad?
“Siempre hemos luchado y seguimos haciéndolo contra ese estereotipo que el documental es largo, aburrido y tedioso; nosotros confrontamos los problemas programando películas que los exponen, pero también recibimos y seleccionamos muchos trabajos que plantean soluciones porque nuestro público está ávido de estas, entonces queremos que DocsMX sea una fuente de propuestas y debates.
Vivimos en una ciudad maravillosa pero que necesita de muchas soluciones que por el momento no tenemos, entonces mediante el cine queremos aportar ese granito de arena a temas como la movilidad, el agotamiento de recursos naturales, el narcotráfico, el desabastecimiento de comida, la pobreza, la discriminación, el racismo hacia el indígena, hay miles de temas; lo que nosotros queremos es crear una dialéctica problema-solución y me parece que esa es una función social de un festival de cine que me parece fundamental”.
-Hace algunos meses entrevistando a Paula Astorga, ella mencionaba que cuando dirigía FICCO, uno de los temas que más se le criticó durante cinco años fue la cuestión de las zonas donde se llevaba a cabo el festival. Si programaba en zonas céntricas ‘¡Que elitistas!’, si se trasladaba a zonas periféricas ‘¿Quién va a ir hasta allá, no piensan en las distancias?’. ¿Cómo se comunica DocsMX con la geografía citadina?
“Nosotros consideramos y preferimos como forma de trabajar la acción local. Por ejemplo a mí me da igual el colgarnos de una cadena como Cinépolis, pasar películas en setenta complejos en delegaciones como Milpa Alta, Tlahuac o Iztapalapa y que se cobre el boleto a setenta pesos, porque no estaríamos solucionando nada y entonces la queja va a ser ‘Ok, ya llegó a Milpa Alta pero póngalo más barato’ y con toda la razón del mundo, más tomando en cuenta que el público asiduo del festival no ve una película, ve cinco.
Entonces lo que nosotros hacemos desde el 2012 es el programa Doctubre, además de abrir una convocatoria para películas como todos los festivales del mundo, abrimos otra para sedes, si tú tienes un cineclub comunitario, un espacio cultural, un foro independiente, bares o restaurantes, nosotros te ofrecemos la programación del festival para que durante el mes de octubre la proyectes. ¿Qué ganan ellos? Tener contenido. ¿Qué ganamos nosotros? Cubrir las expectativas y necesidades de toda la población posible, no a toda aún, pero estamos en ello. Si alguien nos viene con el comentario ‘Oye, ¿y en Indios Verdes?’, respondemos ‘Di el nombre de un espacio que haya en Indios Verdes porque vamos para allá’. Preferimos trabajar con la red de exhibidores independientes y eso vamos a seguir haciendo inclusive en reclusorios porque hasta los presos son población que tiene derechos culturales que deben de ser atendidos”.
-Y en ese sentido, ¿cuál ha sido su desarrollo?
“Ya tenemos programación en prácticamente 170 espacios de la República y 40 de ellos son de la Ciudad de México, y el crecimiento de asistencia ha sido exponencial, estamos entre 45 000 y 50 000 espectadores. Pero el hecho no sólo están en los números que nos arrojan las sedes una vez terminado el festival, sino que meses antes de lanzar la convocatoria ya nos están preguntando cuándo se pueden inscribir, cuándo va a estar lista la programación, muchas preguntas que denotan interés generando lo que pretendemos, que lleven el festival a su colonia, a su comunidad, a su pueblo, a donde sea y que se lo apropien”.
-Un aspecto que ha ido resaltándose en los últimos años es la presencia de la cultura pop dentro de la programación. ¿De dónde surge este giro?
“Yo creo que no se trata de un giro como tal, sino del proceso inclusivo que tiene DocsMX, año con año vamos acaparando más temas, más formas narrativas, más lenguajes y más elementos que son beneficiosos porque acercan cada vez a más público para ver documentales que es uno de nuestros objetivos, el crear nuevas audiencias.
El año pasado clausuramos con Amy, este año vamos hacerlo con ¡Olé, Olé, Olé! Un Viaje a Través de América Latina, un documental acerca de The Rolling Stones, porque esta cultura pop es parte fundamental de las miradas múltiples que queremos tener, deseamos cubrir acciones locales y acciones globales como esta; The Rolling Stones forman parte de la cultura de la humanidad de los últimos cincuenta años y creemos que no debe de estar excluido, lo que pasa es que nunca sustituirá a otras películas de la programación del festival, son bienvenidas mientras valgan la pena, porque de repente nos mandan cosas de artistas como One Direction que de alguna manera están enmascaradas en operaciones de marketing, si son muy famosos pero yo no creo que eso sea cultura pop.
Así, a lo largo de nuestros diez años hemos tenido documentales sobre movimientos pop de todo el mundo muy importantes y transversales como Life in a Day película con la que inauguramos hace cinco años, la cual como se sabe se armó a partir de cientos de videos enviados por usuarios de You Tube”.
-Si bien el festival nunca ha usado una línea temática preestablecida o ha cubierto una agenda para darle forma a su programación, ¿cuáles son las preocupaciones y urgencias que perciben dentro del proceso de convocatoria?
“Depende de la edad, extracción social y sobre todo del origen geográfico del documentalista, no es lo mismo los trabajos que nos llega de África que de Oceanía o del Centro de Europa o del Norte de Estados Unidos, y de Latinoamérica ya no hablemos. Y eso es precisamente lo interesante de los procesos de convocatoria de los festivales de cine documental, que ves un crisol de realidades y de preocupaciones antropológicas, sociológicas, de denuncia, y también ves directores que no tienen ningún tipo de preocupación que hacen arte por el arte y se dedican a hacer cine poético u observacional.
Entonces no te podría decir que hay una línea temática clara, lo que sí hay es una línea de sentido común, de construcción de un mundo diciendo ‘No queremos racismo, no queremos fascismo, queremos salvar a nuestro planeta, queremos que los pobres no lo sean, etc.’, y yo pienso que todos estamos de acuerdo, esa es nuestra línea editorial e ideológica; si alguien no comparte esa visión del mundo, es respetable pero creo que no tiene cabida en la comunidad que formamos en el festival, que son el público, los realizadores, los personajes que protagonizan las películas, los periodistas que lo cubren y nosotros como staff”.
-En la superficie el prestigio del documental mexicano sigue intacto e inclusive su producción es tal que el festival tiene la posibilidad de armar dos secciones con consistencia. Pero en el interior, ¿cuál es su imagen y cuánto ha cambiado durante estos casi once años?
“Cada día hay mayor cantidad y calidad, además el abanico de temas se está abriendo y eso es saludable, porque cuando comenzamos todo era cárceles y migración. Un detalle importante es que año con año hemos notado un crecimiento de la ópera prima que se inscribe al festival, creemos que las óperas primas son películas muy importantes porque son las que al final marcan una carrera cinematográfica de una persona, podemos hablar de Everardo González con La Canción del Pulque, Lucía Gajá con Mi Vida Dentro o Juan Carlos Rulfo con Del Olvido al No Me Acuerdo; entonces queremos potenciar la presencia y el prestigio de estas películas para lanzarlas al mundo, ese ha sido el motivo para crear esta edición la sección México Ópera Prima con ocho títulos que compiten por un premio. Y después está una segunda sección mexicana que es Hecho en México con seis títulos de directores consagrados.
Ahora, a nosotros ya no nos gusta demasiado meter en ghettos el cine mexicano, por eso este año en las doce secciones internacionales competitivas hay incluidas películas mexicanas, por ejemplo en Around The Cities sección enfocada en las ciudades como personaje, está La Ciudad de los Fragmentos (de Anaid González Sáenz); en Más Rápido, Más Alto, Más Fuerte sección que tiene como protagonista al deporte, aunque no necesariamente tratándose del espectáculo y los resultados, está Pies Ligeros (de Juan Carlos Nuñez); o Fragmentos la sección de cortometrajes esta vez será mixta, habrán diez cortometrajes mexicanos y diez extranjeros mezclados para confrontarlos”.
-Lo cual resulta saludable, en vez de apapachar al cineasta mexicano y mal acostumbrarlo colocándolo en una burbuja, mejor que sus trabajos dialoguen con el resto.
“Exacto, esa es la dialéctica que queremos establecer y no decir ‘Este cortometraje es mejor que este otro’. Y es que un error muy común que cometemos los programadores, los críticos y el público es comparar y normalmente una película es mejor en unos aspectos y peor en otros. Lo importante es que tú vayas a una sala de cine, veas una película y te resulte interesante, después veas otra, te guste más o menos, pero también te resulte interesante por otros motivos totalmente diferentes”.
-En todo caso comparar no su calidad o su despliegue técnico, sino su discurso.
“Claro, tú no puedes juzgar la calidad técnica de alguien que ha hecho su película cámara en mano en la línea de frente en Siria escondido en una trinchera recibiendo balazos, si tú criticas que hace cámara en mano y la imagen es temblorosa, bueno, es tu manera de ver el cine, pero nosotros queremos captar la realidad y si esta persona va a Siria para que nosotros lo veamos eso tiene un mérito, ya si la corrección de color le falla, bueno, creo que ahí no está el tema de la película. Hay que saber apreciar y qué vamos a ver, no es lo mismo el cine directo que el cine observacional, ni el informativo con el poético, se trata de disfrutar todo tipo de cine, de aprender de alguna manera con cada uno de estos y lo que nosotros intentamos es dar todo el espectro posible.
Por ejemplo hace dos años tuvimos la retrospectiva de Godfrey Reggio y este año inauguramos con ¿Qué Invadimos Ahora? la nueva película de Michael Moore, comparar a Reggio con Moore sería absurdo. ¿Quién es mejor? Bueno, si me hablas de la cuestión técnica, es Reggio sin duda, pero si me hablas de contenido político y de ironía, obviamente es Moore. ¿Quién es mejor? Depende de lo que me estés hablando”.
-Como una de las partes centrales del festival, ¿qué ofrece este año DocsForum y cuáles son los futuros para un cine posible a los que hace referencia su slogan?
“Lo que siempre intentamos desde hace nueve años en DocsForum es ofrecer un espectro integral y completo de lo que es la realización documental rescatando los viejos valores del cine pero abriéndonos a las nuevas tecnologías. ¿Qué quiere decir esto? Que comúnmente lo que conocemos como nuevo documental está inventado desde los años veinte o treinta, como puede ser la edición ágil la cual ya había sido concebida por Dziga Vertov con el movimiento Cine-Ojo en la etapa de la revolución soviética; lo que ocurre es que esto no se conoce y no tiene porque conocerse pero para eso estamos, para presentar las grandes corrientes y esto lo complementamos, por ejemplo este año con la realidad aumentada, el 360° y la realidad virtual.
Vamos a estar también muy centrados en las nuevas narrativas sobre todo con el cine sensorial y también tendremos una jornada completa dedicada al video periodismo el cual yo creo que no hay que dejarlo de lado ya que todos los años del festival nos ofrece grandes películas y en algunos casos inclusive han sido ganadoras.
Entonces así cerramos un círculo hablando de los grandes innovadores del cine documental como los hermanos Maysles que son quienes inventaron el cine directo con la cámara en mano y el seguimiento de personaje como lo conocemos hoy día, y también de las nuevas tecnologías pero sin embelesarnos con estas últimas, sí, ahí están, las tenemos que utilizar pero hay que saber usarlas; ir con una Go Pro y subir a un edificio no quiere decir que estamos haciendo un documental. DocsForum se trata de reflexionar sobre cómo queremos hacer cine sin plantear doctrinas, yo no creo en ellas pero sí creo en aportar herramientas y criterios para que se tomen decisiones como mejor convenga”.
-Comprensiblemente es complicada la petición para un programador que ha pasado los últimos meses viendo 1450 documentales, pero ¿podrías darnos algunas recomendaciones de lo que ofrece este año el festival?
“Las Raíces Permanecen de Andrew Marchand-Boddy y Jean-Sébastien Francoeur en la sección Retratos es una gran película de personaje realizada de una manera impresionante sobre la búsqueda de las raíces de un chico camboyano que vive en Montreal cuya familia fue víctima de los Jemeres Rojos en la guerra civil, una historia trágica que desgraciadamente es típica en Camboya. Entonces la película narra el viaje que emprende este chico a este país y en base a fotografías antiguas él se expresa con lo que mejor sabe hacer que es el arte urbano, ya que él es graffitero, interviniendo calles con las fotografías de sus padres o abuelos. Además está el hecho que tanto los directores como el protagonista estarán presentes en las funciones.
La Familia Chechena de Martín Solá en la sección Cinepoéme es un gran caso de cine sensorial, el cual presenta cómo hay ciertas culturas en el mundo que redimen sus penas con las danzas, y en este caso con los ritmos sufíes. Pero estas danzas provoca que los participantes entren en trance, entonces la película está filmada de tal manera que uno termina como las cuarenta personas que están ahí.
Nola? del músico vasco Fermin Muguruza dentro de las Proyecciones Especiales el cual es un documental sobre la gentrificación en Nueva Orleans después de Katrina, pero es muy interesante porque no está enfocada en urbanistas, ni en sociólogos, ni en los vecinos que fueron afectados por el huracán, sino en los músicos de edad avanzada.
Dead Slow Ahead de Mauro Herce también en la sección Cinepoéme el cual es un buen ejemplo de cine observacional, donde el director nos mete a un barco carguero durante un típico viaje comercial para mostrarnos cómo viven e interactúan cotidianamente las veinte, treinta personas que trabajan ahí durante seis, ocho o doce meses, y cuáles son los problemas a los que se enfrentan en medio del océano que son muchos; es una película muy interesante porque da acceso a un micro-cosmos que no conocemos.
Y podría seguir recomendando durante horas pero creo que estas son buenas opciones que me gustan mucho”.