La figura de los narcos en el cine y sobre todo, de Pablo Escobar, han tenido un auge en Hollywood los últimos años. En gran medida, la reciente serie de Netflix; Narcos, ha sido uno de los principales impulsos. No cabe duda que a pesar de ser un mundo sórdido tiene un encanto especial y llamativo para el público, más cuando se trata de una historia real. Si se le suma el hecho de que la historia retratada es acerca de la infiltración de un agente de la ley en una organización criminal, aumenta considerablemente el interés y la emoción que este tipo de tramas genera.
Pero ojo, una vez más la publicidad de un film (cuando menos en México) quiere vender algo que no es y no, no necesariamente el hecho de que éste sea más bien un drama criminal y no un thriller de acción como parece a simple vista, es el principal engaño aquí. Dicho engaño realmente radica en que precisamente la figura ancla de su título sólo hace una breve aparición de aproximadamente 15 segundos en pantalla. Pablo Escobar tiene una relación co-lateral con esta historia, pero en ningún momento la trama es sobre él, lo cual alguna parte del público podría asumir por su conciso título.
En el caso que nos ocupa; Operación Escobar (2016) de Brad Furman, habla del policía Robert Mazur (Bryan Cranston) quien se adentró en una organización criminal colombiana que radicaba en Miami a mediados de los ochenta, ayudado por sus compañeros Kathy Ertz (Diane Kruger) y Emir Abreu (John Leguizamo), logrando una de las mayores infiltraciones a un grupo delictivo desde lo hecho por Joe Pistone, alias Donnie Brasco, en los setenta con la mafia neoyorkina.
Precisamente es con esta última película (Donnie Brasco) que Operación Escobar tiene muchos puntos en común, no sólo en cuanto a la historia de un infiltrado y la progresión que sigue la trama, sino también por la estética y el retrato preciso de una época, en gran medida logrado por su puesta en escena, el vestuario y la música que nos llevan directo a la gran década que le concierne.
Aquí Brad Furman logra sacar avante un guion genérico dentro de este sub género de policías infiltrados, ya que el libreto no tiene nada especial y podría considerarse como “más de lo mismo”, pero finalmente el director y su elenco logran elevar el resultado, convirtiéndolo en un tenso drama criminal que bien vale la pena y es más que aceptable.
Al ver su elenco, cualquiera podría predecir que Bryan Cranston es el amo y señor de la función, y efectivamente así es. El actor no decepciona en absoluto y para los fans de su ya icónico Walter White, verán otra cátedra de contención y volatilidad por parte del actor, quien se confirma como uno de los mejores hoy en día, aspecto que sin duda le debe funcionar para ir dejando atrás poco a poco a su famoso personaje televisivo, ya que definitivamente ha mostrado ser más que sólo ese papel (nominación al oscar este año incluida, donde también era lo mejor del filme; Trumbo).
Acompañando a Cranston podemos ver a otros sólidos actores que realizan un gran trabajo, como el siempre confiable John Leguizamo y la bella Diane Kruger. Desgraciadamente los actores están por encima de la historia y el ordinario guion, por lo que se puede decir que es una cinta de actuaciones, a pesar de sí generar cierta tensión en algunos pasajes. Si bien no se trata de un trabajo memorable, Operación Escobar no deja de ser un filme recomendable y más para los que gustan de historias verídicas sobre criminales reales (sobre todo los que no son el recientemente más famoso Pablo Escobar).