Dentro del catálogo de clichés de las comedias románticas hay uno que suele funcionar a la perfección con el público ávido de estos productos, sobre todo para agregarle seriedad y profundidad a la cosa; este es el hecho de que uno de los personajes principales tenga alguna enfermedad, ya sea física o mental, añadiendo de esta manera drama al romance descrito.
En esta ocasión la película francesa La Magia de los Sentidos (Éric Besnard, 2015) toca el tema no tan explotado en el cine del Asperger, enfermedad que se engloba dentro de los desórdenes autistas y que se empezó a tomar en cuenta hasta mediados de los noventa, razón por la que tal vez no ha sido tan recurrente en las pantallas, y de las que recuerdo pocos ejemplos como la curiosa película Adam (Max Mayer, 2009), con la que ésta comparte algunos elementos, ya que en ambas el desorden gravita en medio de un complicado romance. Otro ejemplo más famoso es el de la exitosa serie The Big Bang Theory, donde su protagonista Sheldon Cooper (Jim Parsons) es poseedor de esta característica.
Louise (Virginie Feira) es una viuda con dos hijos que se enfrenta al duro proceso de sacar adelante su hogar sola, su vida se topa con un giro radical cuando sin querer atropella a Pierre (Benjamin Lavernhe), un hombre que tiene la particularidad de poseer Asperger, aspecto que llamará mucho la atención de Louise y que, independientemente de ese pequeño obstáculo, la hace pensar que junto a él su vida entera puede cambiar para bien.
Uno podría pensar inmediatamente que el drama abarcaría gran parte del metraje leyendo su sinopsis, pero para beneplácito del público el tema de la enfermedad se toca de una manera muy amable, predominando el estilo feel good movie, aspecto que puede ser un aliciente para la mayor parte de los espectadores, dejando una sensación de satisfacción y buena onda que para los menos empalagosos puede resultar cursi o demasiado ligera.
A su favor, y para distanciarla un poco de las cintas típicas de este género, aquí el romance existe y no, pues su protagonista no sigue los estándares de “chica conoce a chico” y por consiguiente su protagonista masculino tampoco. Este desenvolvimiento “diferente” se siente natural y fresco, ya que en ningún momento se siente forzado. Desgraciadamente su final sí cae en convencionalismos, restándole puntos que había ganado con su buen desarrollo.
Por todo lo descrito, cabe recalcar que La Magia de los Sentidos no ahonda en lo absoluto en las consecuencias de la enfermedad, sobre todo en un aspecto romántico; ¿Qué pasa después de la ligera resolución? ¿cómo se logran contrarrestar los aspectos más difíciles de la enfermedad? En conclusión, la cinta representa una agradable experiencia, que cuenta con una excelente fotografía plagada de bellas postales de la campiña francesa, un cuadro de actores que cumple con decoro en una historia positiva, de esas que dejan un buen sabor de boca a pesar de que no trasciende en sus temas.