Cada vez es más común que actores de los catalogados serie A se enfrasquen en series de televisión que es, hoy por hoy, el nicho más popular a explotar y donde más calidad se encuentra, aspecto que desde la aparición de la que hasta la fecha considero la mejor serie de la historia; Los Soprano, quedó ya muy claro.
En esta ocasión es Drew Barrymore dicha estrella serie A quien se enlista en un proyecto televisivo del cada vez más poderoso servicio de streaming; Netflix, acompañada de la siempre agradecida presencia de Timothy Olyphant, uno de esos actores que tal vez merecerían más reconocimiento del público, ya que en las también series de televisión; Deadwood y Justified demostró ya toda su capacidad y carisma.
Santa Clarita Diet es una comedia de zombies y canibalismo. Sí, así como se oye, y aunque suene extraña la mezcla, ésta funciona a la maravilla, logrando refrescar un género que ya se empieza a sentir desgastado y agotado. Para muestra, la cada vez más aburrida serie de The Walking Dead, que pide a gritos terminar de una vez por todas, principalmente por su latente falta de dinamismo. Pues bien, aquí hay una opción diferente, que sin duda se merece un visionado.
La trama nos lleva conocer la vida de Sheila (Drew Barrymore) y Joel Hammond (Timothy Olyphant), un matrimonio modelo de unos suburbios en Santa Clarita, California. Ambos fueron los reyes de la graduación de secundaria y desde entonces son un matrimonio envidiable; son agentes inmobiliarios con moderado éxito, tienen una inteligente hija adolescente y son felices a simple vista. Pero su mundo perfecto se rompe cuando Sheila sufre una extraña condición que la orilla a cambiar su dieta alimenticia por carne más cruda y, mientras más fresca sea, mejor. Resulta común entre los adultos que, una vez rebasados los 40, se topan contra una crisis por la edad, aunque en este caso los Hammond se enfrenarán a algo más que una simple crisis de la adultez.
Santa Clarita Diet es una serie creada por Víctor Fresco, producida por Barrymore y Olyphant que además, encabezando a sus varios directores, cuenta con Ruben Fleischer, mejor conocido por ser el director de la excelente Zombieland (2009). Y es precisamente a esta última a la que se le puede emparejar bastante, pues ambos son productos que llevan el humor negro como principal estandarte, aunado al tema de los “no muertos”. Con una duración de media hora por capítulo, la trama se asemeja a la de cualquier melodrama familiar de la televisión, pues al final de cuentas la trama gira en torno a los problemas diarios de una familia que tiene trabas en el trabajo, que tiene una hija adolescente con problemas propios de la edad, aunque en este caso todo se encuentre aderezado con mucha sangre, un poco de gore y mucho humor.
La serie es un pastiche de géneros y tonos, lo cual puede descolocar a algunos espectadores y ese es quizá el único “pero” que se le puede poner. Sin embargo, para los acostumbrados a este estilo tan cambiante, sin duda se trata de algo que les resultará sumamente divertido, pues es precisamente esa variedad lo que le da un sabor especial.
Entre sus puntos más fuertes está sin duda la pareja protagónica, que demuestra una buena química como estos peculiares habitantes de los suburbios californianos, permitiendo que ambos muestren una excelente vis cómica que, aunque en el caso de Barrymore no es novedad, sí hace de Olyphant una revelación.