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casa-roshellA finales de noviembre del 2015 tuve la oportunidad de reunirme a charlar con la directora chilena Camila José Donoso, la cual se encontraba a escasos días de filmar en la ciudad su segundo largometraje Casa Roshell, docuficción que retrata una noche cualquiera al interior del ya icónico Club Roshell,  espacio que ha servido como un punto de encuentro para  hombres cuyos deseos de travestismo y feminidad han sido reprimidos, y los cuales son recibidos en un salón de breves dimensiones lo mismo por espectáculos que beben del cabaret, que performances con una fuerte carga política.

Casi un año después asistí al club –el cual a simple vista puede pasar desapercibido para la mayoría de los transeúntes de los alrededores del Metro Viaducto, al no contar con letrero alguno que lo identifique– para conocer a su fundadora, la artista y figura emblemática de la comunidad trans Roshell Terranova, así como a su pareja y colaboradora Liliana Alba, quienes fungen como protagonistas del filme que en ese momento se encontraba en su fase de post-producción. Así, en el lobby del lugar ambas me platicaron de su percepción sobre la imagen de la mujer trans en el cine, el trabajo que han realizado por medio del activismo y sus impresiones de este proyecto que se realizó en tan sólo una semana.

Llegando a febrero del 2017, y a propósito de su reciente estreno mundial inaugurando la sección Forum dentro de la edición número 67 de la Berlinale, así como de su próxima participación en el Festival Internacional de Cine UNAM compitiendo en la sección Ahora México; recupero la conversación que surgió aquella tarde con las protagonistas de este documental, producido por Cine Tonalá e Interior XIII.

Cinema Móvil: ¿Cuál es el origen del Club Roshell? ¿Qué te motiva abrirlo?

Roshell Terranova: “Club Roshell surgió en 2004 porque yo tenía una estética y ahí la comunidad travesti se me acercaba pidiendo ayuda para aprender a maquillarse y vestirse o hacer lips sync en los shows; y así empezamos a organizar eventos para que pudieran tener un encuentro. Pero como la mayoría de las personas que en un principio asistían pertenecen al closet, tuve que abrir un espacio donde se pudieran travestir y guardar la ropa que iban adquiriendo; y a la par entré al activismo porque me di cuenta de las necesidades que tenemos como población trans, impulsada sobre todo porque yo soy de la Generación X en donde me tocó que estaba mal visto que te vistieras de mujer e inclusive podían detenerte en la calle, y eso representó un parteaguas en el club al implementar cursos y talleres para la comunidad LGBT. Y llegamos al día de hoy donde la población que asiste a Club Roshell se diversificó porque han transcurrido muchas cosas a nivel legal, hemos tenido muchos logros en estos últimos años y eso ha animado principalmente a nuevas generaciones a mostrarse”.

Si bien dentro de estos doce años no se puede decir que se hayan erradicado de raíz las problemáticas que padece la comunidad LGBT, ¿cuáles crees que son los principales avances que esta sí ha conseguido?

Liliana Alba: “En mi caso yo soy de una generación posterior en la cual se da la apertura, aunque continúan ciertas problemáticas de discriminación porque no todos saben de sus derechos, entonces ahí va una de actimisma que es como yo digo porque siempre somos las mismas las que hacemos relajo. En Club Roshell yo hago stand up y por medio de la picardía les platico que nos ampara una ley; al hacerlo de una manera lúdica mientras se toman una copa es más sencillo que se les quede grabado”.

¿De que manera se puede conciliar el espectáculo con el activismo?

RT: “Estoy firmemente convencida y consciente que tan solo el mostrarte y ser una persona trans, ya haces implícitamente activismo porque estás enseñando a las nuevas generaciones que lo puede hacer, y a la sociedad que existimos y que vamos por la vida como cualquier persona”.

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Hace algunos meses cuando conversé con Camila, ella se quejaba de la manera en que la mayor parte del cine, ya sea el de ficción o el documental, ha retratado al travesti o al transgénero, cayendo en el exotismo, el morbo y la superficialidad. Diera la sensación que no existe una posición ideológica que respalde las películas. ¿Cuál es la percepción que ustedes tienen al respecto?

RT: “Yo que he actuado en otras películas comparto con Camila el hecho que el cine ha abordado el tema viéndolo desde la posición del hombre y no desde la misma trans, continuando de esta manera con el estigma y el estereotipo; faltan aquellas historias que nos representen dignamente y es por eso que me llamó mucho la atención cuando ella nos hizo la propuesta de filmar Casa Roshell y mostrar este espacio tal cual es y cómo convive la gente de la misma manera en que lo hace cualquier otro círculo social o intelectual o laboral”.

LA: “De pequeña mi primer acercamiento con un personaje travesti fue con “La Manuela” de El Lugar Sin Límites, entonces imagínate yo que ya sentía que mi identidad de género era distinta, el miedo de pensar que al personaje lo matan. Posteriormente el segundo acercamiento fue con Divine pero finalmente lo que hacía era una interpretación cómica y exagerada; afortunadamente fui creciendo, empecé a documentarme, ya me tocó la etapa del Internet y coincido con Roshell respecto a la mirada masculina, en la que resulta fácil poner al actor de moda a interpretar al personaje transgénero, habiendo actrices trans que lo pueden hacer”.

¿Cómo se dio el primer acercamiento que tuvieron con Camila?

RT: “Dentro de esta diversidad de público que te comentaba, ahora nos visitan intelectuales, modelos o actores sin importar la orientación sexual, mientras que el lugar se ha vuelto icónico por lo subversivo de los shows que presentamos en los que por medio del cabaret comentamos temas de actualidad y lo que está ocurriendo en nuestra sociedad, los cuales no tienen que ver con el clásico espectáculo travesti de la imitación de un cantante famoso, y eso ha sido atractivo también para el sector artístico.

Y así llego Camila invitada por alguien más, le encantó el espacio, siguió viniendo, se tuvo que regresar a Chile, nos empezó a escribir explicándonos lo que quería hacer, volvió a México, estuvo cuatro meses documentándose viniendo aquí todos los días que damos servicio para conocer mejor el lugar y entonces se dio la pregunta entre nosotras ‘Bueno, ¿qué queremos mostrar?’, entonces la película trata sobre una noche cualquiera en Club Roshell, desde que un cliente llega, va al vestidor, sale como chica, se relaciona en este ambiente con los demás, hasta que se cambia y vuelve a su vida cotidiana”.

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¿Podríamos decir que es un trabajo observacional?

RT: “Sí, es un registro con diferentes anécdotas de gente que asiste asiduamente con la que Camila entabló amistad durante esos cuatro meses, las cuales son muy interesantes porque nos humaniza y nos acerca con la sociedad al verse que las historias de amor, o de ligue espontaneo o de tormento sentimental ocurren lo mismo aquí que en cualquier otro lugar”.

Ahora que mencionan el tiempo que dedicó para conocer el lugar, resulta común la falta de rigor en la investigación de ambientes ajenos y por ende que no se logre captar la esencia de estos. ¿Ustedes estuvieron involucradas junto con Camila en el proceso creativo para lograr una fidelidad?

RT: “Sí, estuvimos muy de cerca con la realización del guión y en lo que se iba filmando. Pero, ¿sabes cómo le ayudamos a que se documentara? Grabando las conversaciones de la gente durante varias noches. Esta sabía perfectamente que había una grabadora en la mesa, pero poco a poco dejó de prestarle atención. Posteriormente, nos reuníamos con Camila, las escuchaba, iba seleccionando las que más le atraían y hacía preguntas;  nosotras la íbamos asesorando, por ejemplo diciéndole cómo era tal persona o en qué momento dijo determinadas palabras, tomando en cuenta que iban a haber personas auto-representándose y actores; de aquellas reuniones decidió de qué manera usaría esas conversaciones”.

LA: “También ayudamos con aspectos como el maquillaje o el catering, e inclusive si no estábamos participando en una escena, apoyábamos en el sonido”.

RT: “Ahora que vimos el primer corte, notamos que sí tiene mucho de documental o transficción como le ha llamado Camila; se ve el nerviosismo en las personas que nunca habían actuado y se estaban interpretando a sí mismas, había una conciencia que la cámara estaba frente a ellas;  sin embargo es lo que ella quería, como me lo hizo ver, eso es lo que le da el encanto. Digamos que la gran labor de convencimiento que hizo para que la mayoría de ellas participaran, le dio más naturalidad e intimidad al proyecto”.