FOTO: EN EL SET DE EL JEREMÍAS DE ANWAR ‘PATO’ SAFA
Para nadie es un secreto que el cine mexicano se concentra casi enteramente en la capital del país. Es en la Ciudad de México donde la mayoría de las producciones de cine y televisión se llevan a cabo, dejando a la provincia con sólo migajas. Pero poco a poco esto ha ido cambiando y la apertura de nuevos financiamientos, tecnologías y, sobre todo, una nueva generación de cineastas del interior de la república han incrementado un éxodo hacia nuevos horizontes e historias menos capitalinas.
Es precisamente por esta razón que los festivales de cine son fundamentales, ya que con ellos el medio cinematográfico nacional sale de su zona de confort y se pasea por diferentes estados, donde muchas veces existen más recursos, facilidades y locaciones que se pueden usar en favor del cine mexicano.
Festivales como el de Morelia, Guadalajara, Guanajuato y Monterrey son los principales precursores de esto. Cada uno de ellos, desde su trinchera personal, luchan año con año por descentralizar el medio artístico nacional, aspecto que sin duda cada vez se logra más, como se puede ver en algunas programaciones de los principales festivales del país.
Los números son alentadores cuando vemos que hace siete años sólo el 20% de las producciones mexicanas salían de la capital para su filmación. Ahora ese porcentaje ha subido a casi el 70%, según datos del portal México.mx, lo que significa que cada vez se explotan más los recursos y bellezas de otros estados.
FOTO: LOS HÁMSTERS DE GILBERTO GONZÁLEZ PENILLA
Gracias a las nuevas tecnologías y las facilidades que se tienen hoy en día para filmar un cortometraje o una película, cada vez es más común ver producciones provenientes enteramente de provincia (aspecto que hace unos diez años era totalmente atípico). Particularmente, la ciudad de Monterrey es una las que más han luchado por crear su propia micro industria, esto es evidente al ver que es el estado del norte más activo en cuanto a filmación de películas y hasta series de televisión. A ella la siguen de cerca ciudades como Durango, Torreón, Saltillo, Tijuana y Mexicali, las cuales en los últimos años han empezado a aparecer en el mapa cinematográfico gracias a la filmación de importantes proyectos en esas regiones, filmación de cortometrajes continuos en las universidades de la región y participantes de esos lugares en diferentes festivales de cine del país.
Cineastas regiomontanos como Fernando Kalife, Jesús Mario Lozano, Carlos García Campillo, Gilberto Gonzalez Penilla, Ricardo Silva, Edui Tijerina, el lagunero Pato Safa, el tijuanense Aaron Soto y el oriundo de Mexicali Miguel Nuñez, son sólo algunos de los directores que han luchado por levantar la industria del cine en el norte del país produciendo, dirigiendo y escribiendo proyectos que han tenido un buen escaparate a nivel nacional y que se han realizado enteramente en ciudades norteñas, como lo podemos apreciar en las cintas; 7 Días, 180 Grados, Navajazo, Implacable, Los Hámsters, El Jeremías, Levantamuertos y en uno de los capítulos de la antología de terror México Bárbaro.
Detrás de estos cineastas ya consagrados viene toda una nueva generación de jóvenes que comienzan a filmar y destacar en el terreno de los cortometrajes, como lo podemos comprobar en los últimos Rallys del GIFF, donde consecutivamente se ha tenido la participación de equipos de la ciudad de Torreón, específicamente alumnos de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAC), aspecto que se destaca porque la mayoría de las veces los participantes eran equipos del centro del país, Guadalajara o de la misma zona de Guanajuato. De igual manera, nuevos festivales del norte del país como el Fenacine Torreón buscan hacerse un lugar en los gustos de los cinéfilos, no sólo de su zona, sino también de toda la población mexicana.
FOTO: LEVANTA MUERTOS DE MIGUEL NUÑEZ
El hecho de que algunos estados empiecen a apostar por crear una comisión de filmaciones en cada región sin duda ayuda a que esta industria crezca. Durango es el mejor ejemplo con esta dependencia, que hasta hace poco dirigía Sergio Gutiérrez, y que durante su gestión logró atraer no sólo producciones nacionales, sino también internacionales, como la serie Texas Rising de History Channel. Lo mismo pasa con las convocatorias del IMCINE, que ya comienzan a voltear a la parte norte del país, aunque por el momento sólo sea en el rubro de cortometraje. De igual manera, la Red Mexicana de Festivales Cinematográficos (RedMexFest) desde hace cuatro años busca consolidar y profesionalizar los más de 100 encuentros cinematográficos que tenemos en el país, para de esta manera atraer más público, apoyo y miradas a los diferentes estados que realizan estos eventos.
Desgraciadamente no todos los estados presentan una apertura y sensibilidad ante estos temas artísticos, de ahí que en algunas regiones aún no se tengan los apoyos gubernamentales que se necesitan para incrementar la producción; estados como Coahuila y Chihuahua son renuentes muchas veces a apoyar cualquier proyecto que involucra el séptimo arte, ya sea en su formato de festivales o de producciones. Lo poco que sale de esas zonas son esfuerzos privados o casos aislados. En el caso específico de Coahuila, debido a la deuda que el ex gobernador Humberto Moreira dejó en el estado, los apoyos en la presente administración que lleva su propio hermano, Rubén Moreira, fueron casi inexistentes por falta de recursos, o al menos eso se argumentó durante los últimos seis años.
La realidad es que no se puede decir a ciencia cierta que existe una industria de cine en el norte, porque asegurarlo sería vender humo, pero sin duda ya hay una semilla sembrada gracias a algunos de los cineastas ya mencionados, los nuevos festivales que buscan ser una ventana de cine regional y nacional, así como las nuevas generaciones que buscan hacerse un nombre desde sus estados. Esperemos que esta incipiente micro industria esté dando de qué hablar en un futuro. Es cuestión de seguir apoyando proyectos y voltear la mirada hacia la parte alta de nuestro mapa.