Por Alonso Díaz de la Vega / @DiazDeLaVega1
Hace unos días vi la nueva película de Carlos Bolado, 3 idiotas (2017), basada en la popular cinta india del mismo nombre. No sobra decir que es un paso adelante hacia el abismo para Bolado, que comenzó su carrera con películas muy distintas, como Bajo California: el límite del tiempo (1998), que prometía un artista muy distinto. Sin embargo, la carrera de Bolado no es el tema de este texto. Entre muchos otros aspectos que me parecen criticables, 3 idiotas exhibe un par de problemas con el idioma español que me parecen preocupantes.
Cualquier integrante joven de las clases media y alta ha oído hablar o ha hablado en su vida, quizá muchas veces, el spanglish. Debo aclarar que no me refiero a la fusión de palabras anglosajonas en el vocabulario mexicano, como sucede en las ciudades fronterizas, donde se guachean (watch) las trocas (trucks). Más bien se trata de un intento desesperado por encajar en una sociedad considerada más civilizada que la nuestra: la estadounidense. En mi experiencia, los jóvenes mexicanos con cierto poder económico y la posibilidad de acceder no sólo al conocimiento del inglés sino a la cultura estadounidense mediante el internet y la televisión de paga, suelen interrumpir sus conversaciones en español con frases habladas en inglés, que van de los lugares comunes a ideas que simplemente les suenan mejor en ese idioma.
El fenómeno no es prohibitivo de las clases altas pero sí me parece que predomina en ellas. Tan es así que en 3 idiotas, situada en el Tecnológico de Monterrey —en un obvio artificio de colocación de producto—, los personajes a menudo usan innecesarios anglicismos y frases como una que termina convirtiéndose en un leitmotiv: “All is well”. En la función de prensa escuché a periodistas que se debatían sobre el significado de la mal pronunciada frase. Significa: “Todo está bien”. Pero me pregunto: ¿si los periodistas no comprenden la frase, el público general —claramente no los jóvenes que aparecen en la película— podrá comprenderla? Se puede defender la decisión como estética —“Así hablan ellos”— pero en una película tan definida por decisiones de mercado y tan estéticamente pobre, más bien esa explicación parecería excusa.
3 Idiotas (Dir. Carlos Bolado, 2017)
El otro problema es el español que utilizan los personajes cuando abandonan sus fraseos angloamericanos. Recuerdo la emoción que sentí al ver Las búsquedas (2013), del director José Luis Valle, nacido en El Salvador, que retrata de manera fiel la forma en que hablan los mexicanos. El vocabulario, el ritmo, el acento en los personajes de Gustavo Sánchez Parra y Arcelia Ramírez era totalmente de gente mexicana. En contraste, en 3 idiotas, los personajes intentan hablar como mexicanos pero tienden al español de subtítulo, ese que cuando un mexicano diría: “Voy a hacerlo”, dice melodramáticamente: “Lo haré”. Aunado a actuaciones de muy bajo nivel, el guion suena a un episodio doblado de cualquier serie de The Discovery Channel.
Estos aspectos me parecen un problema porque, como hablante del español mexicano, noto la artificialidad de las actuaciones y el guion. Me es imposible creerle a la película y la veo como un artificio. Dudo ser el único. Por otra parte, es cierto que otras películas que adolecen de este problema, como Qué pena tu vida (2016) y Macho (2016), han tenido gran éxito, pero, ¿no sería mejor un cine comercial que abandonara los errores que nos heredó el mal doblaje? En Hollywood, los personajes de Judd Apatow y Damien Chazelle suenan como estadounidenses promedio y tienen éxito frente a la crítica y el público. ¿Por qué no hacer un cine comercial que igualmente refleje la cultura mexicana —con todo y sus sectores spangloparlantes— para generar mayor interés y menos prejuicios respecto de su estilo?
Judd Apatow con Amy Schumer y Bill Hader