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Por Fernando Santoyo Tello / @FdoSantoyoTello

El cine mexicano ha obtenido un claro repunte en los últimos años, cuando menos en cuanto a taquilla se refiere, en gran medida abanderado por una nueva ola de actores y actrices encabezada por nombres como el de Luis Gerardo Méndez, Karla Souza, Aislinn y Vadhir Derbez, así como otros tantos que han tomado un segundo aire, entre los que destacan Martha Higareda, Bárbara Mori, Omar Chaparro y Mauricio Ochmann. Esta reconciliación con el público nacional ha colocado a la comedia romántica como el principal género y el más consumido, ya que este tipo de cintas son las que más han acercado a los espectadores a las salas de cine.

Por otro lado, el cine de narcos aún sigue dando sus últimos tumbos en el país. Hace ya algunos años fue el tema de moda en la cinematografía nacional; cintas como El Infierno (Luis Estrada, 2010), Miss Bala (Gerardo Naranjo, 2011), Salvando al Soldado Pérez (Beto Gómez, 2011) y Heli (Amat Escalante, 2013), son sólo algunos de los proyectos que tocaron el espinoso tema que tanto afectó a nuestro país en años recientes, algunos de manera cruel y despiadada, otros en clave de sátira y comedia.

En días recientes salió a la luz el tráiler de la nueva cinta de Beto Gómez, titulada Me gusta, pero me asusta (2017), producción de Grupo Telefilms y Wetzer Films, la cual a todas luces combina los estilos de la comedia romántica y el cine inspirado en las figuras (aunque ficcionalizdas) de aquellos que comandan los cárteles de la droga. Esto lleva a plantearnos que el cine mexicano está eligiendo los temas de manera calculada, para de esa manera seguir la estela de éxitos, dejando la originalidad a un lado con tal de obtener un buen paso por la taquilla.

Según datos proporcionados por el IMCINE, en el año 2016 se estrenaron 85 filmes mexicanos y más de 30.1 millones de espectadores acudieron a ver estas cintas, arrojando más de mil 300 millones de pesos recaudados, por lo que el año pasado es el año con mayores ingresos en taquilla para nuestro país.

Las diez cintas más taquilleras fueron; ¿Qué Culpa tiene el niño?, No Manches Frida, Treintona, soltera y fantástica, La Leyenda del Chupacabras, Compadres, Busco novio para mi mujer, Kilometro 31-2, ¡Qué pena tú vida!, Macho y El Jeremías.

Si hacemos cuentas, el  ochenta por ciento de las películas más exitosas estrenadas el año pasado son comedias románticas, estelarizadas por la mayoría de los actores y actrices mencionados antes en este texto, por lo que es evidente que los productores de nuestro país están siguiendo una cuota de género (de parejas en pantalla y del género de la comedia romántica) para obtener dividendos y sacar ganancias. Este aspecto no es del todo malo, ya que el cine no deja de ser un negocio y, mientras más sano esté, más producción existe. Pero, ¿hasta qué punto estas práctica significarán el repunte real de nuestro cine como industria? Ya ha ocurrido en décadas anteriores, que se saturaba el mercado del cine nacional de un estilo que tenía aceptación y terminaba por alejar de nuevo al público por la misma sobre explotación, como ocurrió a partir de la salida de Amores Perros, primera película del ganador del Oscar, Alejandro González Iñárritu, que por años inspiró cientos de filmes buscando emular el estilo y éxito de ésta.

Adal Ramones en Salvando al Soldado Perez

Si en Estados Unidos replican fórmulas y saturan el mercado con secuelas, remakes, adaptaciones de comics y programas de televisión, entonces en México también se replican géneros exitosos y, como en el caso del nuevo filme de Gómez, incluso se buscan mezclar dos géneros de moda para generar más atención de los espectadores. En el mes de septiembre veremos si esta mezcla y el experimento funcionan, cuando se estrene la ya mencionada Me gusta, pero me asusta.

De entrada, Beto Gómez tiene experiencia en el género del cine de narcos gracias a la exitosa Salvando al Soldado Pérez, la cual fue un moderado éxito de taquilla en su año de estreno. El hecho de meter en medio de la trama gansteril un enredo amoroso sin duda lo acercará a más público, pero falta ver que el tema de los narcos no se convierta en un arma de doble filo, sobre todo en los estados del norte del país, donde aún es un tema que dejó secuelas y difícilmente se quiere recordar, no obstante que esto se haga en modo de sátira, como en su anterior trabajo, y como parece que lo tocará nuevamente a juzgar por su tráiler.

Llama la atención también el cambio del título del film, que paso de ser Mi Padrino al actual Me Gusta, pero me asusta, que inmediatamente nos remonta a algunos de los títulos que se ocupaban en la década de los ochentas para las sexy comedias de Alfonso Zayas, Luis de Alba, Rafael Inclán y compañía. Este tipo de títulos han surgido desde el año pasado, con El tamaño sí importa, haciendo parecer que nos encontramos ante una resurrección de títulos sugerentes y de doble sentido que llamen la atención del espectador.

No debe ser una casualidad que ciertos géneros se estén sobre exponiendo en el cine nacional. Seguramente los productores saben a lo que le están apostando. Simplemente algunos de los títulos más exitosos de los últimos años vienen producidos por Mónica Lozano, quien representa hoy por hoy las películas más prolíficas de nuestro país. El hecho de que ella funja como productora de la cinta de Beto Gómez nos habla de que sin duda hay confianza de que la mezcla de géneros funcione, aunque como público también agradeceríamos un poco de más ingenio y variedad temática en el futuro cercano.