Texto: Felipe Pava (Corresponsal) & Gonzalo Lira Galván (Editor)
Imagen: Felipe Pava & Tribeca Film Festival
La llegada del mexicano Alejandro G. Iñárritu (Amores Perros, El Renacido, Birdman) fue sin duda uno de los sucesos que más atención robaron cerca de la mitad del festival. Moderada por la artista serbia Marina Abramovic, quien platicó con el director de 21 Gramos sobre su filmografía, la charla formó parte de las Tribeca Talks de este año y giró en torno a su proceso creativo y su manera de abordar el sufrimiento como un motor de transformación. El ganador de 4 premios Oscar visitó Nueva York sólamente para conversar con el público, ya que su trabajo más reciente (el cortometraje en realidad virtual Carne y Arena, 2017) se encuentra aun en trabajos de post producción.
Así como Iñárritu, el director Noah Baumbach (Frances Ha, Greenberg) también se hizo presente en su natal Nueva York, donde participó en otra de las charlas más concurridas del evento, moderada por el actor Dustin Hoffman, con quien Baumbach recién terminó de filmar la película The Meyerowitz Stories (2017), al lado de Emma Thompson, Ben Stiller y Adam Sandler. Además de hablar sobre esta colaboración, el actor y el director repasaron su filmografía, al mismo tiempo que escucharon las opiniones y preguntas del público.
La presencia de grandes nombres no sólo dependió de las charlas o la ficción. En el apartado del documental, el estreno de Hondros (2017) llevó a sus productores Jake Gyllenhaal y Jamie Lee Curtis hasta la sala de cine donde la presentaron. El documental está dedicado a la vida y obra de Chris Hondros, uno de los fotógrafos de guerra contemporáneos más reconocidos y que perdió la vida en Libia, en 2011. De igual manera, el estreno de Bombshell: The Hedy Lamarr Story (2017) trajo a Susan Sarandon a los cines de Nueva York, donde la actriz hizo una breve aparición para presentar el documental que produjo, sobre la icónica actriz austriaca, y su faceta menos conocida, donde incluso se le podría considerar una precursora de las ideas detrás de avances tecnológicos tales como el Wi-Fi, el Bluetooth y el GPS.
Jake Gyllenhaal presentando Hondros (Foto: Felipe Pava)
En cuanto a los trabajos de ficción, trascendió el estreno de Buster’s Mal Heart (2017), apenas segundo largometraje de ficción de la joven promesa Sarah Adina Smith y protagonizado por Rami Malek (Mr. Robot). La película, como suele ocurrir en el trabajo de su directora (quien también participó en la antología de cortometrajes Holidays, en 2016) navega en los territorios del cine de género, siendo un efectivo thriller lleno de misterios.
Aquí Malek interpreta a un conserje que, después de un accidente familiar que cambia su vida, se empieza a involucrar en una trama más oscura que involucra posibles conspiraciones, persecución policial y un intrigante evento conocido como «la inversión». Y aunque la película es atinada en sus atmósferas y la actuación de su protagonista resulta efectiva, es justo decir que ésta no se aleja demasiado de lo que el actor ha venido haciendo en la serie de HBO que lo ha hecho popular. Silencioso e introspectivo, el trabajo del actor logra transmitir esa misma extrañeza que en su conocido rol para la pantalla chica, construyendo un personaje que no obstante su solitaria y casi tácita existencia, vive en realidad momentos difíciles que mantiene ocultos del resto de las personas. Algo similar ocurre en lo argumental, poniendo al actor en medio de una historia que por momentos recuerda la intriga que ha rodeado Mr. Robot, donde es complicado encontrar culpables y atravesar las meras apariencias de sus personajes, lo cual se puede sentir repetitivo para los seguidores del actor y la serie.
La siguiente película que vimos también estuvo envuelta en un velo particular. Mientras que se trataba de un documental que llamaba nuestra atención desde su anuncio como parte del festival, su proyección en Tribeca 2017 movió a la prensa y el público por un inesperado anuncio: Apenas unas horas antes del inicio de la alfombra roja con la que Flames (2017) marcó su llegada al festival, se hizo público que celebridades como James Franco, Shia LaBeouf y Michael Fassbender desfilarían por la alfombra roja. Sin embargo, y para nuestra mala fortuna (pues el evento pasó de ser algo discreto a tornarse en algo más concurrido), lo dicho sobre estas visitas no era más que una broma por parte de sus realizadores, los artistas Zefrey Throwell y Josephine Decker. Así, con la alfombra roja llena de fotógrafos, los directores y también protagonistas de Flames desfilaron acompañados de sus colaboradores y amigos, portando cada uno máscaras alusivas al talento que antes habían anunciado estaría presente en el evento.
Cast & crew de Flames (Foto: Felipe Pava)
Después del disgusto que esta broma generó en más de un miembro de la prensa gráfica, la película se presentó, generando comentarios sobre su contenido, que se centra en la relación de sus dos realizadores, misma que fue documentada durante cinco años en los cuales la relación llegó a su conclusión. Además de la intimidad que el experimento representa, Throwell y Decker desafían al público también en lo gráfico, exponiendo a la audiencia a escenas sexuales no actuadas, que eventualmente terminan resultando menos incómodas que muchos otros momentos a los que esta pareja de artistas nos dan la llave de entrada a través de su cámara.
Las emociones no podían decaer y para ello una dosis de demencia parecía necesaria. Para ello recurrimos a las funciones nocturnas dedicadas al cine de género, donde presenciamos Psycopaths (2017), lo más reciente del joven y productivo Mickey Keating, quien en los últimos tres años ha dirigido cinco diferentes largometrajes dentro de géneros como el horror, el thriller y la acción, posicionándose como una joven promesa de este tipo de trabajos.
Para Psycopaths, Keating continúa explorando los terrenos más escabrosos del cine, ahora a través de una historia por demás extraña, en la que el director imagina al mundo actual como el escenario de un encuentro entre psicópatas, entre los cuales se dan a la tarea de demostrar cuál de ellos es más peligroso que el otro. Es a través de este «versus» entre dementes que Keating explora más temas, enmarcando todo con una sobresaliente trabajo de fotografía y la actuación de la joven Ashley Bell, en una película que puede resultar incómoda o incluso molesta para algunos debido a su violencia excesiva, exacerbada gracias a un intenso trabajo de sonorización y secuencias cargadas de visceralidad.
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava
Foto: Felipe Pava