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Por Alberto Acuña Navarijo / @LoungeYMartinis

Un road trip de un extremo al otro de la Ciudad de México en un viejo automóvil rumbo a una odiada reunión de generación por parte de tres personajes que no se han visto en décadas va sacando a la superficie –entre desviaciones e imprevistos en el trayecto–, el lado más desagradable, patético y oscuro de estos. Se trata de Oso Polar, tercer largometraje de Marcelo Tobar, el cual se compitió en la Sección Oficial del decimoquinto Festival Internacional de Cine de Morelia.

A propósito de su premiere en tierras morelianas y de su inminente estreno comercial (el próximo 10 de noviembre), conversamos con el cineasta en una terraza del centro de Morelia acerca de la que es anunciada como la primera película mexicana hecha con un iPhone.

-Cinema Mòvil: Así como ocurría en tus dos películas anteriores –Dos Mil Metros (Sobre el Nivel del Mar) y Asteroide– un reencuentro, ya sea entre antiguos novios, hermanos o compañeros de la infancia, detona el que se descubra cómo los personajes no logran superar el pasado, que viven atados a insatisfacciones y rencores. Platícame de este interés temático.

Marcelo Tobar: “Hay personas que dicen que los creadores siempre hacemos la misma película una y otra vez intentando hacer la que realmente capture lo que queremos decir. Ciertamente tengo un problema con el pasado, me apasiona darme cuenta cómo no superamos las cosas que nos pasan cuando somos muy jóvenes y nos marcan toda la vida, cómo a veces vivir la vida es esta eterna lucha personal ya sea de bloquear quién eras o de volver a dibujarte con otros colores y eso nunca va a ocurrir. Creo que, a medida que hagamos la paz con eso, podemos ser mejores personas. Es lo que yo intento en mi vida personal.

Pienso que en mi cine estoy sacando todas las cosas que intento y no salen, y que son películas naturalistas, donde los personajes no hacen nada fuera de lo común, al grado de que cualquiera podría decir ‘Yo soy tal persona’; tienen rasgos reconocibles”.

-Comentabas en la conferencia de prensa que la película fue escrita pensando en función al celular con el que se aventurarían a grabar. Pero, ¿de dónde nace la premisa de Oso Polar?

“Hace un tiempo fui a una reunión de ex alumnos de la primaria y ahí me di cuenta que tenía una imagen de mí mismo, de lo que yo era de niño, que resultaba muy distinta a la realidad. Pero lo que más me impactó fue ver cómo después de unas horas y unos tragos, todo mundo empezó a ocupar el espacio que ocupaba en el salón de clases, se juntaron los mismos grupitos, los que eran bullies seguían siendo bullies, los que eran tímidos seguían siendo tímidos. Es muy impresionante cómo los perfiles que todos tenemos en Facebook son totalmente opuestos a lo que realmente somos en una situación como esta.

Y lo que generó los personajes de la película fue un par de compañeros a quienes vi y que no sólo seguían instalados en ser bullies, sino que yo me dejé ser bulleado. Yo que decía ‘A mí me la pelan todos’, me empecé a sentir mal, a enfrentarme a esto hasta llegar a actuar como si no me importaba. Ahí fue cuando dije ‘’ ¡Aquí están los tres personajes de mi película!’. Utilicé estos tres paradigmas y a partir de ahí les fui metiendo una gama de características de otras tantas personas que he conocido”.

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-¿Cómo fue el proceso de escritura de los diálogos para conseguir que fueran verosímiles?

“Todo los diálogos están escritos, lo que pasa es que en mis películas  trabajo mucho con los actores para que el guión se sienta como si viniera de ellos, y les doy la libertad que digan lo que sientan, porque les gusta la frase o el ritmo, todo mientras lleguemos al objetivo de la escena. Al final sí se apegan mucho al guión pero hay momentos donde lo más importante es que se sienta natural la relación de los personajes, que no se rompa la sinergia”.

-A diferencia de tus trabajos anteriores, que se desarrollaban en espacios cerrados, aquí decides finalmente salir a las calles. Cuéntame de esta experiencia.

“Claro, es la primera vez que no me daba miedo salir a la ciudad a filmar porque cuando no tienes presupuesto, hacerlo se encarece muchísimo. Por eso mis primeras películas son en una única locación. El iPhone me ayudó muchísimo y me dio totalmente esa libertad. Te puedes meter al Metro con Humberto Busto y la gente no se da cuenta que estás filmando una película. Se da otro tipo de interacción; por ejemplo, cuando Verónica Toussaint le pregunta una dirección a las personas de los puestos ambulantes de Tlalpan, o cuando para el primer taxi que ve. Esas son personas reales”.

-¿Cómo se dio la relación entre la fotogenia propia de la ciudad y la tecnología que utilizaron?

“Como fue un iPhone 5S con el que se filmó la película, hubo que abrazar la idea de que iba a tener una imagen cruda de la ciudad, que no íbamos a hacer una película de Reygadas, bucólica y con paisajes preciosistas. Entonces había que hacer que tuviera un sentido dramático lo que iba a generar la imagen del teléfono. Lo escribí para que fuera de esa manera. Ahora, es muy curioso, porque las partes más prolijas son aquellas que grabó Humberto Busto con un iPhone 4 y un formato 4:3, y la secuencia final hecha con un Nokia, la cual tiene una estética de videoarte; si esta parte la sacas de la película la puedes poner en el MUAC (risas)”.

Oso Polar hace una reflexión en torno a cómo nos relacionamos con las imágenes que generamos, cómo las entendemos y de qué manera definen nuestra cotidianidad.

“Totalmente. Por eso una parte fundamental de la parte emocional de Oso Polar está hecha con el contenido de los celulares de los tres personajes que fueron tomados por los propios actores. No se podía contar la película de la misma manera si extrajeras eso, porque para mí después que grabas, por ejemplo, la fiesta de tu abuelita, empiezas a notar las reacciones de la persona que se encontraba al fondo, el detalle en una esquina y de repente ahí tienes una película. Pero la gente no se da cuenta que en las imágenes de nuestros teléfonos hay mucho drama y mucho conflicto; son pequeñas biografías de nosotros mismos lo que tenemos ahí. Me interesa esa idea y preguntarme ¿qué pasaría si ponemos todos los videos que has grabado en el último año? ¿Qué contarían de ti?”.