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Radio France es una estación pública que transmite, ahora a todo el mundo a través de internet, una gran cantidad de contenido las 24 horas del día. Música, análisis político, entrevistas o deportes son algunos de los temas que se manejan en las numerosas cabinas perfectamente acondicionadas a las situaciones.

Es una intervención histriónica y fascinante que recorre el inmueble de Radio France, una de las principales estaciones radiofónicas de Europa. 6 meses bastaron para averiguar lo que sucede en sus pasillos, admirar las cabinas hermosamente acondicionadas y conocer el trabajo técnico y humano que se necesita para transmitir lo que acontece todos los días.

El director Nicolas Philibert, logró captar la esencia de la voz, signo característico de la radio, y traducirlo en un concepto visual con gran armonía. Se aprecian los sentimientos y las actitudes de las personas que laboran dentro de esta pieza arquitectónica inaugurada en 1963 y que nunca se examinan hasta conocer trabajos como este. Y se merece su crédito, ya que nos comparte la experiencia de lo que es la naturaleza de la radio. Todo parece caminar a través de la armonía y la serenidad, y a pesar de que el sonido es el principal elemento, el silencio forma una parte elemental del documental.

La casa de la radio (La maison de la radio, 2013) alcanza a catalogarse como un trabajo elemental y apacible, no quiere decir que sea deslucido, sino que le falta mostrar un elemento real que, según yo, existe en cualquier trabajo del mundo: las discusiones. ¿Será que en realidad se trabaja así en Radio France? En ese caso, yo quisiera solicitar un puesto para trabajar allá. Lo que sí debemos destacar es que los espacios culturales y artísticos en esta estación tienen una prioridad como ninguna otra. Impresionante y admirable.