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emilia clarke
«La espera de siete capítulos valió la pena», fue mi reacción cuando Hardhome, el octavo episodio de la quinta temporada de Game of Thrones, terminó con un contundente silencio, y resultó un respiro de alivio para quienes estábamos dando por perdida esta temporada. Todos tienen prisa en este capítulo, que deja una satisfacción que ya extrañábamos en la serie.
¿Dónde nos quedamos? Claro, con Tyrion Lannister y Jorah Mormont ante Daenerys Targaryen en Meereen. En línea con lo que esperábamos, la ex Khaleesi mostró piedad con ambos personajes. En línea con lo que no vimos venir, ahora tenemos a Tyrion como nuevo consejero de la Reina, lo que finalmente responde a la preocupación de Varys para que ambos se unieran y combinaran sabiduría y carisma para reinar.
En tanto, el caso de Mormont resulta lamentable, y con éste acudiendo a la lucha de gladiadores para ganarse un lugar en la historia, no nos queda más que esperar en él una muerte honorable. Luto anticipado.
Por otra parte, en Braavos, tenemos a Arya quien continúa su preparación para convertirse en, bueno, nadie. Una difícil tarea encomendada hace que la duda de si también perderemos a la chica más joven de los Stark pase por nuestra cabeza, e intenciones por demás misteriosas de los seguidores del Dios de Muchos Rostros empiezan a relucir.
En otro breve, brevísimo segmento, vemos cómo Sansa confronta por fin a plenitud a Hediondo (antes conocido como Theon Greyjoy). En apenas unos minutos, la joven pelirroja pasa del odio a la esperanza al enterarse que sus dos hermanos más pequeños no están muertos. A decir verdad, para nosotros también sería una sorpresa saber que están vivos después de no saber de ellos en toda la temporada.
A la par, tenemos a los Bolton quienes se preparan para la inminente guerra contra Stannis Baratheon. Aunque ya nos estábamos preparando mentalmente para ver en este o los siguiente capítulos una guerra en el Norte, quizá debamos seguir esperando puesto que el odiadísimo Ramsay planea acabar con el conflicto a su modo, lo que eventualmente podría llevar a una batalla entre tres facciones en las frías tierras de Winterfell: Bolton vs Baratheon vs Caminantes Blancos.
Y es que ellos se llevan la mitad de este capítulo, a pesar de que ver a Cersei lamiendo agua del suelo también fue una linda secuencia. Jon Snow viaja junto a Tormund Giantsbane para forjar la alianza entre Cuervos y Salvajes más allá del muro. A pesar de que ambas facciones tienen marcadas diferencias desde que los hombres de negro tocan tierra, en Game of Thrones bastan treinta segundos para que todos cambien de opinión.
La tensión presente en los últimos treinta minutos de Hardhome es apabullante, y en cuanto a batallas dentro de la serie sólo puede ser equiparable a aquella memorable invasión de los Salvajes en el Muro, porque ahora no basta que nos encariñemos con un personaje para que al capítulo siguiente muera, sino que 10 minutos son suficientes para pasar del amor al luto en este episodio.
«Winter is coming» ya comienza a tomar sentido, pues el panorama para los humanos en el Norte no podría ser más desesperanzador. Ante tantos muertos, el foco en los siguientes episodios, y probablemente temporadas, estará en esa región, y no podemos más que decir que la espera de siete capítulos para que algo interesante pasara al fin, ha valido la pena. Sólo esperamos que estos zombies no acaben siendo bobos y monótonos como en The Walking Dead.