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cartel landTodos creemos que aquello por lo que luchamos es bueno y aquello contra lo que luchamos es malo. Con una frase similar abre Tierra de Cárteles, quizá el documental más emocionante y lleno de acción que hayamos visto en mucho tiempo.

La narcoviolencia, además de ser la musa de narco corridos de cada día mayor popularidad o de nutrir una imagen negativa de nuestro país en el extranjero, representa una de las amenazas más fuertes y dañinas a las que nuestra sociedad se ha enfrentado. Siendo México un país de paso para la migración y una potencia en cuanto a la producción y tráfico de estupefacientes, el tiempo y las condiciones políticas por las que atraviesa lo han convertido en una olla donde se ha cocinado a fuego lento un fenómeno que lentamente ha cobrado vidas y que, desgraciadamente, día a día se expande con cifras alarmantes.

Es con esta disputa como telón de fondo que Tierra de Cárteles llega a la cartelera veraniega para, con su discreto lanzamiento, hacer uso de las pantallas de cine como una ventana que permita al público asomarse a las fauces de ese temible monstruo que ha carcomido gran parte del tejido social en nuestro país, conocer a sus víctimas y ver ese lado de la batalla del que nadie habla pero al que corresponden nombres y rostros que quedan en el olvido, el anonimato y el desinterés oficial.

Dirigido con firmeza, valentía y una total inmersión en la batalla librada contra los cárteles desde ambas trincheras, la mexicana y la estadounidense, el documental de Matthew Heineman nos lanza sin red de protección al corazón de una guerra tan peligrosa como cercana. Por un lado, somos testigos de la cruenta lucha entre los grupos de auto defensa michoacanos, liderados por José Manuel Mireles y levantados en armas contra el grupo conocido como Los Caballeros Templarios, al mismo tiempo que vemos cómo el fenómeno ha alcanzado la frontera norte con Estados Unidos, donde la disputa contra el narco también es librada por grupos de vigilantes civiles, como el Arizona Border Recon, liderado por Tim Foley.

Enfocándose más en la lucha del Dr. Mireles y narrada casi en primera persona por el arriesgado Heineman, a quien nunca le tiembla la mano para retratar todos y cada uno de los aspectos de esta batalla, Tierra de Cárteles nos lanza en medio de la acción a esquivar las balas, sin filtros y con una objetividad en ocasiones tan incómoda como necesaria. Ambas lecturas del mismo fenómeno, aunque retratadas con estilo (la dirección de fotografía es excepcional), nunca glorifican la lucha ni toman partido, permitiendo que lo que ocurre en pantalla fluya sin censura y diluyendo en ocasiones las líneas que separan el bien del mal, desnudando así ambos movimientos y mostrándolos con todas sus virtudes, defectos o carencias.

Levantones, balaceras, enfrentamientos cuerpo a cuerpo y el horror de una sociedad al límite de la desolación e impotencia son retratados con disciplina y temple por un cineasta que, además de poner sobre la mesa un tema urgente que nos atañe como sociedad, encuentra en el cine una invaluable herramienta para, sin dejar de lado el espectáculo y la emoción, enfrentarnos con el rincón más oscuro y doloroso de nuestra realidad, ese que no debemos nutrir y hacer crecer con nuestro desinterés.

En Cartelera: Jueves 2 Julio: Cinépolis

Por Gonzalo Lira / @CinemaMovil_mx