Pixeles (Pixels) parte como un entrañable homenaje al ambiente de los ochenta, con la famosa agrupación Cheap Trick de fondo para acompañar la inauguración de la primera arcade donde los niños se juntan a socializar y jugar clásicos como Pac-Man y Donkey Kong. A lo largo de sus 90 minutos, el filme continúa con su elemento retro, además fungiendo como un homenaje en grande a la estética y forma de juego de dichos clásicos; sin embargo también es una comedia mediocre encabezada por Adam Sandler y Kevin James.
Sandler, James y Josh Gad interpretan las versiones adultas de un grupo de amigos que crecieron en las maquinitas, quedando marcados por un concurso de video juegos en el que el protagonista (el personaje de Sandler) estuvo a punto de campeonar, terminando sólo detrás del ahora criminal Eddie Plant (Peter Dinklage).
Con ecos de esa competencia por el trono de Donkey Kong llena de injusticias del documental The King of Kong: A Fistful of Quarters, parte una historia que nos aterriza demasiado pronto en al presente, cuando las consolas de video juegos han remplazado a las maquinitas y los protagonistas han tomado caminos diferentes.
Los juegos de video fungen como lo mejor de la película, literal y figurativamente. Para los personajes porque sus vidas actuales no van acorde a esos buenos tiempos ochenteros (con excepción de uno de ellos y su presente inverosímil); para la audiencia debido a que los juegos representan el lado llamativo de Pixeles, el espectáculo visual y los elementos más creativos, provenientes de inspiraciones claras como la serie Futurama y el corto francés del mismo nombre.
Al contar con personajes humanos, Pixeles se apega mucho más a la noción presente en el capítulo “Anthology of Interest II” de Futurama, jugando un poco con el origen de la historia; aquí el ataque de los pixeles no parte de universos alternos o un televisor abandonado, sino de un mensaje terrícola de paz mal interpretado por alienígenas.
Eventualmente, poco sobresale además de las divertidas secuencias en las que se recrea el gameplay de Pac-Man en la vida real (con tres vehículos fungiendo como los fantasmas que lo persiguen), o cuando se calca perfectamente el icónico aspecto visual de Donkey Kong en pantalla grande. Por su parte, los líos amorosos de Sandler y una MILF despechada, así como el humor simplista con situaciones tan inverosímiles como Kevin James siendo el presidente de los Estados Unidos, se olvidarán fácilmente.